jueves, 29 de enero de 2009

Reflexión 10ma.

Como una vez dije en algún texto de por aquí, es increíble los lapsus de inspiración que pueden darse al momento de comentar los textos ajenos. Y eso me pasó hará cosa de 2 minutos. Tengo que mencionar a Café, y su blog, que me han reencontrado con un viejo tema que tenía abandonado: El pensar.
Pero no es precisamente el pensamiento de lo que quiero reflexionar esta vez, sino de las palabras que cierta persona me dijo una vez: "Pensas demasiado". Y patéticamente, eso es cierto. El momento y lugar en que me dijo eso no vienen al caso, pero la realidad es que me la paso pensando. Vivo con una idea rondándome la cabeza... Creo que puedo contar con una mano los momentos en que mi mente se ha puesto literalmente en una hoja en blanco. Momentos fugaces, de tan sólo un instante, en que mi mente no encontró algo que valiera la pena (y miren que mi mente no es para nada exigente con ello) para ocupar mi cabeza. Simplemente el vacío total.
Vivo pensando, me mato pensando... Es algo que no puedo evitar. Pienso las cosas y las repienso. Analizo todo una y otra y otra vez. Buscando miles de variantes a una misma situación. Análisis exhaustivo de qué pasaría si; o mejor que pasaría sino... Son todas cosas que me aturden. Y tanto pienso, investigo, recreo, que finalmente me quedo en la nada absoluta. No sé que hacer. No sé cual de todas las variables locamente repasadas puede servirme de algo. Todo termina donde empezó: Una incógnita y sin solución.
Al final dije que no iba a hablar del pensamiento, pero lo estoy haciendo. Es que como les conté más arriba, Café me dio que pensar. (JA!). ¿Acaso es posible no pensar?. Lo que me decía esta persona que nombre más arriba, es que deje de analizar y actuara un poco más. Que deje de dudar y hiciera lo que sentía. Que basta de las vueltas (justo él me lo decía, ironías, malditas ironías). Yo creo que es imposible dejar de pensar. Que todo lo que hacemos tuvo previo pensamiento, porque hasta para ser impulsivos antes dijimos: "me importa un bledo". Sería utópico pensar que no pensamos alguna vez. Sofismos insensatos para sentirnos libres de nuestra mente. No señoras y señores, lamento informarles que esa máquina llamada Cerebro, no se apaga nunca. Siempre actúa. A veces conscientemente, y otras en segundo plano, como el messenger.
Entonces, la solución a este estado mental de "Pensas demasiado", es seguir pensando... Pensando qué mierda hacer para dejar de pensar un rato.


Y mientras pensamos, hacer algo de trabajo de campo y disfrutar de los momentos que se nos cruzan en la vida, no viene nada mal. Pero acuerdense, para eso hace falta pensar que queremos actuar.
Él: Pensas demasiado.
Yo: No puedo evitarlo.-



Estas son algunas reflexiones inconscientes de una mente cansada. Quizás pura palabrería, pero es lo que mis dedos escribieron mientras mi mente piensa qué estoy haciendo todavía despierta.

lunes, 26 de enero de 2009

Cambios de look

Hoy voy a ser informal.
Como descubrieron al caer hoy por estos rumbos, estoy haciendo un cambio de look a mi blog. Y, en realidad, esto es sólo otra etapa de un cambio lookense que estoy llevando a cabo en mi vida. Poco a poco, voy exteriorizando esos cambios que, ustedes saben por lo que leen, vengo llevando hace tiempo.
Estaba disconforme, estaba incómoda. Entonces, decidí buscar mi lugar, mi entorno. Aquel que me haga sentir cómoda, tranquila, feliz. Y por suerte, voy lográndolo. De a poco. Pero va queriendo.
Y es por esto, que hoy, les doy a conocer mi nuevo look blogger (por lo menos de este blog).
Espero que les guste y cualquier cosa que les parezca, escucho sus opiniones.
Un saludo a todos ustedes, gente.!

domingo, 25 de enero de 2009

Reflexión 9na.

Anoche no podía dormir. Serían las 4 am cuando miré mi reloj sin contar la hora y me di cuenta que era en vano intentar volver al mundo de los sueños en ese momento. Así que me levanté. Prendí mi computadora por inercia y fui en busca de un vaso de coca para calmar mi sed. Fue entonces cuando, frente a mi computadora, anduve releyendo viejos textos que me debían de un blog. Entre historias personales y relatos de momentos buenos, momentos malos, desmomentos, encontré pensamientos con los cuales me sentí altamente identificada, uno de ellos, era una definición prácticamente:

"No es el corazón el que interviene en los intrincados caminos de los sentimientos, es el cerebro. Esa masa gris de aspecto monstruoso que gobierna los actos. Claro, que no sería tan poético, ni suena a título de bolero: Te llevo en el cerebro, o Abro mi cerebro a tu amor.
El corazón tiene mucho más marketing en la poética amorosa que los lóbulos cerebrales, pero al fin y al cabo creo que el amor es un sistema de pensamientos y conceptos fundados en una persona que genera la idea de que lo amamos.
La idea del amor nos pertenece, nos tortura, nos ensalza o nos debilita, la idea de amar a alguien nos guía, o simplemente nos enloquece."(1)
El otro, era más una verdad absoluta:
"El amor callado, el amor de los gestos, de las miradas, del contacto. El amor que no necesita decirse porque se escucha en el silencio
¿No es mejor sentir que alguien te ama sin necesidad de escuchar verbalizado el sentimiento? No es mejor que estar diciendo te quiero, te amo, sólo para escuchar un: yo también, que a veces sólo se dice como respuesta automática, porque se sabe que el otro espera el yo también. Cómo un acto reflejo, como cuando te golpean la rodilla y la pierna se levanta. Dando síntoma de buena salud. La buena salud del amor. Digo te amo, vos respondés, yo también. Te amo, yo también. A veces necesitamos engañarnos con palabras, porque en el silencio se arman verdaderas manifestaciones donde gritan sin piedad las verdades que no quisiéramos escuchar. Te amo, yo también, yo también, yo también. ¿Yo también te amo?"(2)
Y es aquí donde me detengo. En estas palabras tan ciertas, por lo menos para mí, que absorven los pensamientos de quién las lee. Porque es verídico que los sentimientos más puros, se transmiten por otros medios además de las palabras. Por las miradas, los besos, los abrazos, los silencios. Y esos son los más bellos: los silencios. Aquellos que en la oscuridad, cuando los sentidos se encuentran adormecidos, se hacen sentir en el aire, en el cuerpo, en el corazón. Son momentos en que el todo pierde sentido en la nada. Y el amor. Rey de los sentimietos. Cuando el amor es silencio, se hace eterno.

Me detengo aquí, porque realmente, ya lo dijo todo Malizia en su texto.

martes, 20 de enero de 2009

Fuera de mi mente.

Soñé con tu rostro, observándome desde lejos, mientras mis ojos devoraban otro libro más. Soñé que venías hacia mí, despacio, disimulado. Te sentabas a mi lado y me mirabas mirar el libro, ya enterada de tu presencia, pero sin valor para apartar los ojos de las páginas. Soñé con que me preguntabas qué era lo que estaba leyendo, a pesar de ver tu mismo el libro temblando entre mis manos. Entonces, yo levantaba mi cabeza, lentamente, muy lentamente. Mis ojos se dirigían hacia enfrente, sin tener decidido aún si quería saber que eras realmente tú. Soñé con que tu mano apartaba mi pelo del rostro y de reojo te veía sonreír. Esa sonrisa perfecta que tan ruborizada me dejó. Tu voz era pausada, agradable, bella. Tu mano descansaba en mi pelo, acariciándolo con cuidado, como tanto me gusta. Mi cuerpo no respondía a mi mente. Sencillamente, quedé clavada en el lugar donde me encontraba. Sentada, con el libro entre mis manos, mi pelo entra las tuyas y el mundo girando alrededor, perdiendo el sentido a medida que corría el tiempo.
Soñé que con tu otra mano acariciabas mi mejilla, girando mi cabeza lentamente hacia tu rostro. Obligándome a que me enfrentara con tu ser. Mis ojos se cerraron. No quería. Soñé con que no quería... O quizás eso no era un sueño. Pero la cuestión es que cerré mis ojos. No te miré. No quería verte. No podía. No. No...
Sin embargo, me obligaste a ello, con sólo un leve aire saliendo de tu boca, invadiendome con tu aliento tan conocido. Tuve que abrirlos (¿ya quería?). Y allí estaban, tus ojos mirándome. Y tu sonrisa. Tu ser complotado para que mi piel se estremeciera de sensaciones encontradas. Soñé con tu boca moviéndose, pronunciando palabras que no llego a recordar. Soñé con tu piel cerca de la mía, emitiendo su aroma tan particularmente agradable a mi olfato. Y sí, inevitablemente soñé con un beso tuyo. Ese tan delicado, sólo apoyando los labios en los del otro. Algo tan inexplicable como para intentar escribirlo. Un beso de niños, quizás sería lo más cercano que llegaría a describirlo. Tan inocente, tan sincero, tan puro. Ese beso que nadie más me ha dado jamás. Llegado a ese punto, mi sueño comenzó a esfumarse. Ni mi psíqui ni mi corazón podían seguir soportando tal tortura. Demasiado hiriente era soñarte, tenerte nada más que en una ilusión.
Soñé con que te tenía entre mis manos, y sin embargo, te has escurrido como la arena de la orilla del océano.

sábado, 17 de enero de 2009

Fragmentos

El futuro se hace presente en un mar de cenizas, hoy la vida se convierte en un paisaje de irrealidad, guerreros perdidos en el espacio buscan sus espadas ocultas entre las ruinas. Un mundo que no es conocido, ausente de piedad, muestra oscuros pasajes de una historia que no guarda un final.
Hoy una vida pasada se hace carne en un presente ideal, viejos rencores se convierten en amor, y antiguos lazos de amistad se vuelven traición.

Tengo miedo. Tengo tanto miedo a mi futuro. Sé que no debiera ser así, pero no puedo evitarlo. La incertidumbre me mata. Necesito algo de lo que aferrarme, pero no lo hay. No encuentro nada en este fluido en el que se ha convertido mi presente. Todo blando, líquido, incierto. La estabilidad se volvió algo con pocas probabilidades de aparición. No sé que esperar, si un día un gesto me hace tener fe en esto, y al otro, todo se pierde en un instante. No sé que es lo que puedo esperar de mi destino, todo puede pasar, y eso es lo que me llega a aterrar.

Luces. De todos lados hay luces alumbrando un mismo lugar. Un circulo de colores mezclados intentan sobresaltar algo del resto. En ese punto supuestamente hay algo que vale la pena mirar. Cambian los colores, las luces se mueven alrededor como queriendo atrapar las miradas y atraerlas, para terminar su recorrido en el mismo punto. Sin embargo, no hay nada. El sitio donde todas las luces se conjugan está vacío. No hay una persona, ni un animal extraño, ni una roca con forma de pterodáctilo, tampoco un árbol que tiene ramas sin hojas, y raíces con hojas.
Pero no. No se ve nada interesante. Los que por un momento se detienen a ver qué es lo que las luces enfocan, terminan yéndose fastidiados y sintiéndose engañados. Sin embargo, las luces siguen enfocando.

Una espada oxidada descansa sobre una roca. Su color, antes brillante de plata, ahora es de cobre opaco. Luego de haber servido a tantas batallas, siendo fiel a la mano del amo, se halla allí: tirada, inútil.
Su hoja ya no tiene filo, su empuñadura es aspera. Muchos la dejarían ahí, donde se encuentra por inservible. Nadie valora ya sus años de lucha, a nadie interesa que ha vencido a grandes enemigos ni que ha sido levantada para declarar que ha vuelto la paz. Simplemente tirada sobre esa roca, se oxida lentamente, cuando el agua corroe su fina hoja que alguna vez fue símbolo del honor.


Estos son, justamente, fragmentos de textos que he encontrado por ahí. Nunca los publiqué antes. Pero sería una lástima que quedaran ocultos en las tinieblas de mi computadora. Hay un par que me gustaría retomar en un futuro, para escribir una historia.

domingo, 11 de enero de 2009

Feliz no-cumpleaños

Varias veces me pregunto si los estaré cansando con mis cambios de humor y mis textos demostrativos de ello. Y entre esas preguntas llego a la inevitable cuestión de cuál es el motivo de este blog. Aquí expreso ampliamente los capítulos de mi vida a medida que van pasando, a mi manera, con textos alusivos, y quizás algunas veces repetitivos o redundantes. Pareciese más un diario intimo que un blog literario.
Sin embargo, el título que he elegido hace ya varios años es: Recuerdos perdidos en medio del olvido.
Y caigo en la cuenta de qué quizás uds., amables y queridos lectores que me visitan, que se transforman en títulos importantes para esta página, al entrar buscan encontrarse con historias sobre cosas pasadas, olvidadas, incomprendidas. Pero salvemos un punto, cada instante de mi vida que sucede, que pasa, que escribo, es ya un recuerdo, algo que pasó y que rápidamente se pierde en el olvido del resto del mundo, de aquellos que sólo lo leen...
Y allá quedaron perdidos muchos de mis mejores momentos, entre los títulos que abarcan esta página están escondidos: Amores, Sueños, Ilusiones, Dolores. Todos aquellos recuerdos que me hicieron lo que soy, que a cada instante me van modificando (y ojalá sea para mejor) y me hacen crecer como persona y como mujer. Hoy, principalmente hoy, caigo en la cuenta de que lo que escribo aquí no son más que textos a modo recordatorio de que existieron aquellos sucesos, para que no queden realmente perdidos en el olvido, y de vez en cuando, pueda volverme a encontrar con ellos, aprender de ellos y mirarlos desde un punto diferente.
Hoy más que nunca, estoy en frente de mis Recuerdos reencontrados, y a la vez olvidados. Aquellos que no están hoy en mi mente, pero que forman parte de mi corazón y mi vida. Y llegando al final de todo esto, les digo, les comento a muchos de ustedes que hace poco que pasan por aquí, que esta entrada, como llamamos en el mundo blogger, es la número 100. Y me siento muy orgullosa de ello, porque significa que hay 100 partes de mi vida que puedo volver a recordar.

jueves, 8 de enero de 2009

Enemigas

Quizás te ha pasado. El no saber que esperar, el no entender qué eres, la continua duda que te persigue de no saber. A mi me está pasando. Una duda con la que lucho constantemente, con la que me acuesto y me levanto. Esa enemiga íntima que va conmigo a donde vaya, que me mira del otro lado del espejo amenazándome con el insomnio. Esa duda que no me permite vivir abiertamente el sinfín de sentimientos que recorren por mi cuerpo, como ríos de energía dándole vida a cada célula que me forma, dando significado a mi pequeña existencia dentro de este gran sistema. ¿No es aterrador? Tener sólo la certeza de la existencia de la duda. No confiar en nada de lo que se nos dice. No amar a nadie plenamente. No vivir los sueños por miedo a que realmente no se realicen. La duda. Tan monstruosa es que no me permite hoy pensar tranquila. Aniquilando todos mis deseos, me acorrala en el fondo de mi habitación, con mis manos alrededor de mis piernas, en un intento absurdo de protegerme de ella. La muy desgraciada duda que me absuelve de todo placer por no saber si realmente es. Estoy harta de la duda. Lucho contra ella noche y día, pero aún no logro vencerla. Sólo queda un camino para vencer a mis dudas, el más complicado, el que menos depende de mí... Y ese camino es que mis dudas, se conviertan de una vez en certezas.