miércoles, 30 de enero de 2008

Nuevamente hoy

Hoy nuevamente extraño tu voz susurrandome al oido un te amo. Hoy, nuevamente, como cada instante en que inevitable (siempre es inevitable) me lanzo a buscar por la calle tu expresión tan familiar. Sin embargo, los minutos pasan, luego las horas... No estás. No estarás probablemente nunca más. Pero me es tan, repito, inevitablemente tentador soñar con tus caricias, con tus besos recorriendo la piel cálida y tus labios dejando escapar esas palabras dulces, armoniosas, delicadas como los pétalos de una flor.
Hoy nuevamente, te extraño. Recuento los recuerdos de una vida compartida en el secreto. Reviso cada sonrisa dada, cada instante a tu lado. Hoy, nuevamente hoy, llego a la inevitable (es una palabra tan justa, inevitable) conclusión de que nunca te irás de mí. De que siempre estarás en mi mente. Y por eso mismo, hoy, nuevamente hoy, te digo que siempre de un modo u otro, te amaré... Aunque sólo fuese porque contigo conocí una parte de mi vida que nunca voy a olvidar.

jueves, 24 de enero de 2008

XXVII

Mira hacia el sol y cierra los ojos, imagina el universo en su expansión mientras los vestigios de luz se transforman en formas psicodélicas. ¿Puedes verlo?. Es todo el universo dentro de ti, que toma forma con sólo soñarlo, desearlo, mirarlo. La luz del Sol abre el paso, ilumina el interior de tus retinas, sólo para que te des cuenta que el cielo y las estrellas se encuentran también en tu interior.-

jueves, 17 de enero de 2008

La semilla


Sentada en la vereda, busco con mi mirada esas semillas que parecen pelusas y se trasladan con la brisa, que vulgarmente se llaman panaderos. No sé quién me lo dijo, o de dónde es que lo saqué, pero cuentan las aburridas lenguas que si logras atrapar un panadero, puedes pedir un deseo, o quizás también, pueden hacer de paloma mensajera, llevando un mensaje que les pongas a personas alejadas de vos. Así es como la fantasía comienza, y con la mirada alerta que tanto le recuerda a mi tía la de un gato, observo el cielo, la vereda de enfrente, la brisa suave de un día de verano no tan caluroso, buscando en el espacio, aquella semilla de cardo que lleve a cabo mi cometido... Finalmente aparece ante mis ojos. Extiendo mi mano, pero no logro alcanzarla. Miro frustrada el aire. Otra pasa lejos de mí, ni lo intento. Finalmente, luego de varios intentos fallidos, allí aparece, rodando débil y lentamente por el suelo. Como el gato, acecho a la presa. Despacio extiendo mi mano nuevamente, y logro atrapar el panadero justo antes de que se escapara. Con delicadeza lo encierro en mi puño. Pienso en mi deseo: "deseo... deseo..." y lo suelto al aire alentandolo con mi aliento a través de un leve soplido. Se eleva por el aire tomando una corriente de aire, y pareciera esa paloma mensajera de la que me contaron. Lo miro alejarse, deseando que todas aquellas habladurías sean realidad.