miércoles, 31 de diciembre de 2008

Falta de realidad.

Imaginame como un sin fin de colores que se mezclan en el viento.
Imaginame como la lluvia que golpea con dulzura tu rostro.
Imaginame como si toda la tierra se sembrara a medida que pasas.
Imaginame como la hoguera que te acobija las noches de invierno.
Imaginame entre las rocas y los cantos de los árboles.
Imaginame como un fantasma que te cuida desde las sombras de tu habitación.
Imaginame como un sueño del cual no quieres despertar.
Imaginame como un secreto que nunca saldrá de tus labios.
Imaginame como un pájaro, volando libre en el viento.
Imaginame como un delfín, nadando entre las olas.
Imaginame como todo lo que tu quieras, pero no me olvides jamás.

martes, 30 de diciembre de 2008

1461 días

30.12.04 - 30.12.05 - 30.12.06 - 30.12.07 - 30.12.08

Seguimos pasando los días, caminando por las cuadras de nuestros barrios. Seguimos durmiendo cada noche y levantándonos al día siguiente. Seguimos como siempre, sin pensar, sin sentir, sin darnos cuenta de que no todo continua.
La rutina es algo a lo que casi nadie escapa, y en ella quedamos inmersos de tal manera que no contamos con que las cosas cambian... Hasta que el cambio se hace evidente. Y así sucede con ellos, con los que quedaron, con los que pasado el tiempo, volvieron a vivir la rutina, una dura rutina; con los que recuerdan cada día, cada 30, cada año a aquellos que ya no están. Ellos notan el cambio, y viven esa fractura pasada en carne propia cada 30 de Diciembre. Les es inevitable vivir de nuevo una tortura que el resto del año tratan de sanar, de cicatrizar para continuar... No sólo por ellos, sino por los que ya no están. Pero la pregunta es: ¿Cómo? Cuesta. La memoria es algo que caracteriza al ser humano, a la sociedad Argentina. Es imposible escapar de la memoria. Pero se hace tan pesada la mochila entonces. Principalmente si consideramos que junto con la memoria viene el balance del año. Llegamos a la época en que todos solemos cerrar capítulos, dar pie a que con el año comienza una vida nueva. Sin embargo, no siempre es así. Ellos perdieron parte de sus vidas. Los que no están son una herida abierta que no es fácil cicatrizar. Más que nada porque fueron arrebatados por el tiempo, por el humo, por la muerte. Es difícil olvidar que eso podría no haber pasado... Pero pasó. Y eso es lo que duele. Lo que hace que cada 30, que este 30, todos marchen juntos, lloren el dolor y den una despedida (nuevamente) a las almas caídas, a los que desde algún sitio, quizás, nos observan, nos dan una fuerza secreta para continuar caminando.
Es por eso, que pasado muchos meses, muchos días, muchas horas de rutina, hoy me hago un tiempo. Quiebro la rutina para pensar en aquellos que ya no están. Para desear que sus espíritus estén descansando tranquilos en la energía que mueve a este universo.
Y que la justicia se haga piel en la sociedad, que evitemos entre todos que estas cosas vuelvan a pasar. Que tomemos consciencia de que somos frágiles, y que como sociedad debemos velar por el resto.
Las palabras ya sobran, con el tiempo, han volado lejos en el viento. Hoy, como todos los años, pidamos descanso y una verdadera justicia por los ángeles caídos en Cromañón, una justicia que no viene de la mano de celdas, sino de un cambio para que nunca más suframos una perdida como esta.

{Una rutina que me lastima si no estás vos}

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Verdades

Buscas el secreto, escondido en lo más remoto del tiempo. Estás caminando lentamente por las calles de Buenos Aires, observando las fotografías móviles de la ciudad.
Un tango ambienta tu vida, mientras la lluvia nubla tu visión. La intranquilidad te llena los párpados y el aire enrarecido recorre tus pulmones. Todo es un continuo movimiento esotérico que te encierra en ti mismo cada vez más. Entre todas las marionetas que cruzas, buscas eso que tanto deseas. Buscas una llave a la cárcel sin barrotes que te encierra. Estás continuamente deseando que en tus manos caiga la voluntad de tu propia vida.
Pero tienes miedo. Cada vez que una luz se asoma al final del túnel, corres despavorido hacia atrás. Tu camino es sólo tuyo. No quieres ver a nadie en él. O lo quieres, pero no lo admites. Le tienes miedo al contacto con algo más allá de tu control. Prefieres que el túnel que agobia tu vida esté adornado con ventanas, y ver a la gente caminando junto a vos. Pero nunca contigo. Lo deseas. Y odias desearlo. Odias admitir que tu salvación no depende sólo de ti. Que una mano amiga puede hacerte sentir tranquilidad más allá de lo esperado. Amas el control que ejerces sobre los demás, pero detestas pagar las consecuencias del mismo.
Todo termina donde empezó. Caminas buscando el secreto escondido en lo más remoto del tiempo, pero ya lo has encontrado hace mucho... Si dieras vuelta la cara, verías a tu salvación queriendo tomar tu mano.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Reflexión 8va.

El calor, la humedad, el ruido, el dolor, el miedo, el alcohol, las drogas, el cigarrillo, el fuego, la electricidad, el mar, los tiburones, las armas, los virus, el veneno, el amor, el odio...

¡Vamos! no me jodan, lo que mata es la vida.


{...nadie nos prometió un jardín de rosas, hablamos del peligro de estar vivos}

Ja.!

Escóndete. Huye, cobarde. Nada tienes que hacer aquí. No necesito de tu caridad, no me hacen falta tus mentiras piadosas... Vamos, corre. Tenme miedo. Paralizate ante mi presencia que no cualquiera puede hacerme frente. ¿Acaso dudas de mi fuerza? Pues intenta pelear contra mí, insignificante mortal. No podrás vencerme. Nadie puede. Así que vete, huye lejos y no vuelvas jamás.
Ahora bien, si tanto valor logras juntar, ven y encarame. Lucha conmigo e intenta vencerme. Podrás herir mi cuerpo, jugar con mi alma y lastimar mi corazón. Pero no te apresures en festejar tu victoria, cuando menos lo esperes, yo tendré tu posesión más preciada entre mis manos: Tu corazón. Aunque trates de ocultarlo, aunque finjas no tenerlo, será mio. Y ahí realmente te darás cuenta que, siempre, la vencedora fui yo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sueño

La ventana está salpicadas de gotas de agua. Media luz entrando por entre las cortinas y un viejo tango sonando en la habitación. El frío dan ganas de arroparse entre las sábanas y dormir. Soñar. Viviendo un mundo de mentiras piadosas creadas por la mente para preservar el dormir. Olvido de los errores, de los gritos, de las desgracias. El sueño permite entrometernos en un mundo mágico.
En mis sueños puedo volver a ver a mis amigos perdidos en el tiempo, a mis raíces. A todos aquellos que por una cosa u otra, ya no están al lado mío.
En mis sueños puedo hacer todo aquello que no hago despierta, puedo volar, correr en la orilla del mar, mientras el agua acaricia mis pisadas. Puedo cantar a gritos en medio del campo. Puedo vivir una vida diferente. Puedo ser libre. Mi deseo más anhelado: la libertad, está en mis manos en mis sueños.
Puedo vencer a mis miedos, puedo recorrer el mundo. Puedo tantas cosas que finalmente, me olvido de que son sueños, y en esos minutos, horas, lo que dure durmiendo disfruto de toda clase de aventuras. Pero como todo al fin acaba, llega el momento de que la realidad me obliga a volver a despertar. Y aquí estoy, despierta. Extrañando mis sueños.
Tengo dos opciones: volverme a dormir, o intentar en vano (porque siempre es en vano) acercar mis sueños a la realidad. ¿Que opción elijo ahora?
Por el momento lo único que acierto a hacer es soñar despierta.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Llueve

La noche se extiende sobre las calles, escondiendo sombras de la vista. El silencio se expande como plaga sobre el asfalto reseco. La tensión aprisiona el aire, y una electricidad se hace presente.
Lluvia. Anhelada y poderosa lluvia que viene desde lejos a traer descanso a estos días de infierno.
El viento levanta las hojas, las nubes cubren el cielo. Fricción. Locura alterante de la mente. Todo se vuelve tormentoso a medida que avanza en tiempo. ¿Qué hacer entre tanto silencio? Las gotas comienzan a caer, el suelo absorbe rápidamente cada milímetro de agua. Olor a tierra mojada. Tan refrescante y extrañado, despierta sensaciones olvidadas.
Lluvia. La lluvia con su misterioso poder de renovación cae sobre el techo, haciendo continuos golpecitos sobre la chapa. Lluvia y Viento. Agua y Tierra. Misteriosa purgadora de energía, vienes hoy a darnos el descanso luego del castigo de Sol. Lluvia de primavera.

domingo, 23 de noviembre de 2008

El reloj de arena

Se dice que un Reloj está oculto en medio de un desierto impenetrable. Custodiado por los espíritus de la Arena y el Fuego, controla el tiempo en todo el universo. Se dice también, que hay un día en que la Luna y las 9 Estrellas Mayores se congregan sobre el Templo del Reloj, para cuidar que su reliquia siga protegida.
Un desierto de arena interminable, y un Templo de piedra en su mismo centro. Y el Reloj. Un reloj de arena que tiene el poder de manejar el pasado, presente y futuro. Un sueño increíble.
Sin embargo, hay algo que también dice la Leyenda del Desierto: Lo que corre por el reloj, no es sólo arena, sino que cada grano de aquel Reloj que cae, representa el paso de la vida a la muerte de un ser de este universo. A cada segundo que transcurre, la muerte de alguien se hace arena en el Reloj. Al instante en que el reloj deje de correr, el tiempo de todos, habrá terminado.
Es la Leyenda del Reloj de Alef-Kat. Una leyenda secreta que marca el continuo infinito del tiempo y el espacio, que representa que en sólo un grano de arena, puede contenerse todo el universo.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Dulce Noviembre

Estamos en los últimos 50 metros del año, y vienen a mi cabeza un sinfín de pensamientos del tipo reflexivos, característicos de este momento del año. No sé bien por qué, pero siempre Noviembre fue un mes jodido en mi vida. Siempre me tienen de acá para allá con el estudio, la familia, los amigos, con todo. Seguramente a ustedes les ha pasado igual. Pero no puedo evitar en la reflexión de por qué tanto empeño con este mes en mi vida. No hablo de los últimos años, sino de siempre: Noviembre es literalmente un mes de locos.
Este año en particular, he llegado cansada de más. La facultad me ha hecho bailar un candombe bien movido. El trabajo me abandonó, y el resto, bueh, mejor no hablar de ciertas cosas, diría Luca.
Y como venía diciendo, recaigo (aunque no es cosa extraña en mi) en las reflexiones sobre el año en su conjunto. Recuerdo los primeros días de Enero, el bello otoño de Mayo, caminando entre las hojas secas. Caigo en el frío de Junio, mi cumpleaños, las risas compartidas esa noche con mis amigos. El inicio de la Primavera y las salidas con mi hermana del alma. Llego a Octubre y su siempre fiel recuerdo secreto. Caigo en la cuenta luego de todo esto, que este año, llegado el momento de armar el balance, he perdido mucho de lo que había ganado, pero lo he perdido por decisión propia, ya que he logrado vencer a mis miedos (en parte) y logrado hacer muchas cosas que antes no podía, o no me permitía.
Y ahora, a pesar de haberme quedado con menos cosas de las que tenía, prefiero estar así y seguir perdiendo si es necesario, sólo por seguir viviendo una vida en la que yo tenga el control sobre mí misma. En que no tenga que pedir permiso para hacer algo. Y principalmente, en que deje de pedir perdón cuando no hay nada que perdonar. Simplemente, en los resultados del balance, por más que el saldo sea negativo, prefiero perder y no arrepentirme de nada, a levantarme mañana y darme cuenta que guardé cosas que finalmente no hay nadie a quién dárselas.
¿A ustedes qué les parece?

jueves, 13 de noviembre de 2008

¿Y si confieso que no sé que hacer?

Puedo decir muchas cosas, puedo mentir descaradamente, y ocultar mejor que un camaleón mis pensamientos entre tantas otras ideas que salen de mi boca. Puedo esta noche quedarme acostada mirando el techo, pensando y repensando, elaborando complicadas hipótesis y dejando mis palabras al costado de mi cama a medida que las horas pasan. O bien, puedo sentarme frente a mi computadora y escribir lo primero que me pase por la mente al tiempo que escucho un tema que me recuerda a un amor perdido, pasado. Puedo a su vez, escribirle a él, diciendo que extraño su perfección, su saber entenderme, saber siempre que era lo que yo necesitaba. Podría decir y jurar que lo amo y lo amaré toda la vida, porque es lo mínimo que merece alguien como él, porque es de esos amores que te marcan a fuego, que por más que nunca más vuelvan, uno los atesora como un preciado recuerdo. Pero admitiendo que ya pasaron.
Sin embargo, puedo optar por escribir sobre otra persona, una que no sabe lo que pasa por mi cabeza, o lo disimula muy bien. Otra que no es perfecta, que logra exasperarme como ninguna otra. Una persona que para algunos no les llame la atención, pero que para mí es importante. Alguien que logra que esté tranquila. Alguien que logra robarme mis espacios y toma protagonismo hasta en mis textos. Alguien que me roba el sueño, aunque no se entienda por qué. Puedo decir muchas cosas, dejarme al descubierto. Reconocer que misteriosamente algo me une. Y no puedo escapar a ello. Lo intento, lucho desesperadamente contra ese imán... Pero me viene ganando, me sigue atrayendo a pesar de mis intentos de lo contrario.
Y puedo esta noche acostarme pensando en esa persona, puedo borrar este texto para que nunca lo lea. O puedo publicarlo, mandar todo a la mierda, y seguir con mi filosofía de Ganas de...
Puedo hacer muchas cosas, pero la verdad, no tengo idea qué puedo hacer.

martes, 4 de noviembre de 2008

Ganas de...

Photobucket

Es curioso como a uno se le ocurren las ideas, como uno descubre esas palabras que desea decir... Quizás en el momento de contrastarse con otra postura, sea análoga o discordante con la nuestra, eso no importa ahora, simplemente importa saber que uno halla esas palabras necesarias para decir las cosas que no se animó a decir, o que las dijo pero no se animó a divulgar. Es enfrentarse con nuevos medios para contar, para relatar o para expresar las ideas que corren carreras por nuestras cabezas.
Y se llega al punto de lucha: animarse o no animarse. Ya la idea está, existe. Las palabras aparecieron, pero la duda sigue ahí, mirando con sorna nuestro análisis del próximo movimiento.
Y me digo que ya fue. Que es inútil seguir escondiendo ciertas cosas. Que no vale la pena vivir una vida con temor a decir lo que uno piensa, o siente. No es algo que ayude en lo más mínimo. Y finalmente estoy en posesión de mis palabras, pudiendo decir que tengo ganas de hacer lo que quiera hacer. Ganas de una vida donde pueda reírme de mis miedos. Ganas de que exista un mundo donde los espejos no reflejen, ganas de seguir adelante sin importar las consecuencias, ganas de que mis sentimientos sean libres de las cadenas de mis neuronas. Ganas de un mundo donde las formulas no existan y los deseos sean cosa cotidiana. Ganas de que si me equivoco me lo digan y poder seguir adelante, remendando mis errores y disfrutando de mi aciertos.
Tengo ganas de vivir sin temor a perder. Ganas de que pueda mirarte a los ojos y estar tranquila con vos. Ganas de que todo se vaya al carajo si así tiene que ser, y el día de mañana no tener que arrepentirme de nada. Tengo ganas, definitivamente, de no pensar. Ganas de demostrarte qué soy capaz de hacer por lo que quiero y ganas de que darme la oportunidad de vivir esto que siento, aunque implique luego sólo un bello recuerdo. Tengo ganas de no tenerte miedo ni a lo que puedas decirme. Es tan sencillo, que termino teniendo ganas de decirte que mis secretos nunca fueron secretos en realidad, que siempre estuvieron allí para que los mires si eso realmente quieres. Finalmente, tengo ganas de seguir caminando, con tu compañía o sola, pero no tengo ganas de detenerme.


*En honor a J. Sabina y su tema:

jueves, 30 de octubre de 2008

Mucho tiempo.

El sol está brillando en algún lugar de la tierra. Mis ojos miran más allá del vacío que se extiende entre nosotros. Tu luz atraviesa fronteras y llega hasta mí. Nuestras manos se tocan en la nada, y tus labios susurran en mis oídos el silencio de nuestras palabras.
Así es siempre, sensaciones perdidas, encontradas, olvidadas e invisibles. Abrazos en la oscuridad, de tu cuerpo contra tus sabanas y mis manos alrededor de mis brazos. Así son nuestros besos, con tus labios abiertos al viento, que los trae hasta los mios con la brisa. Todo es ficción: tu vida, la mía, nuestro amor eterno que nació con el mismo universo. Nuestra historia de guerreros y princesas. Nuestras tardes compartidas en silencio, mirando el cielo, recostados en el pasto. Nuestras charlas en la oscuridad, nuestras miradas de ansiedad por saber quién dirá la primera palabra después de una pelea. Todo no existió. Nada ha sido en realidad. Ni tus sueños con mis caricias ni mis recuerdos de tus "mi vida".
Estamos lejos el uno del otro. Nunca nos conocimos, nunca nos amamos en realidad. Sólo somos el invento de una mente imaginaria que se propuso apropiarse de tus ojos para convertirlos en mios, de mis labios para hacerlos tu propiedad, de nuestros pasados para unirlos en la eternidad y de nuestros sentimientos para hacernos desear encontrarnos algún día, frente a frente, mirarnos a los ojos y darnos cuenta que somos esos que siempre supimos que eramos: el guerrero y su princesa, la guerrera y su diestro maestro. El amor hechos carne y la pasión personificada. Juntar nuevamente, y por primera vez, nuestras manos, entrelazando nuestros dedos. Sentir la humedad de la boca del otro. Abrazarnos como tantas noches lo hicimos en soledad.
Darnos cuenta que realmente siempre fuimos, somos uno en el viento, el agua y el fuego. Somos nuestro pasado juntos y nuestro presente separados, somos un futuro incierto y un amor eternizado. Somos sólo tú y yo.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Camino

Todo comenzó una tarde, en la que no sé bien por qué comencé a andar sin rumbo. Un camino me llevó al norte. Caminé varios días sin pensar siquiera que me alejaba de mi hogar. Simplemente seguía caminando, moviendo mis pies, descansando bajo algún árbol, y así llegué: El linde del bosque me indicaba que casa había quedado atrás por varios, demasiados, kilómetros. Ahora me enfrentaba con los árboles que escudaban ese misterioso lugar. Me tocaba mirar hacia los costados y ver que ese bosque era el más grande de la zona. El camino seguía adelante, luego del primer árbol que se encontraba justo frente a mí, se veía el camino. Era una barrera, tendría que atravesarla si quería seguir al norte. ¿Quería? Supongo que sí, porque mirando con curiosidad y algo de desconfianza, tomé aire y pasé junto al árbol que me impedía el paso. Al momento en que mis pies dejaron el sendero libre de pasto por el que había llegado, un abismo se comenzó a abrir a los costados... Tuve que reaccionar con rapidez y rodear el árbol para volver al camino. Una vez que mis pies estaban nuevamente en él, el abismo desapareció. Me quedé mirando atrás, todo volvió a ser como un principio: Sólo un árbol que obstruía el paso, y más allá, el sendero libre de pasto que llevaba a mi hogar.
Con un suspiro seguí andando. El camino era lo suficientemente recto como para darme cuenta que seguía yendo hacia el norte. Siempre al norte. Ninguna planta se acercaba al caminito, ni se veían rastro de animales que habitaran por allí. Me resultó extraño, nadie pasaba nunca por ahí. Salvo yo, ese día. Todo era extraño, pero mis pies no se detenían. Así pasaron dos días en el bosque. Llegué a un río, o eso me pareció. Cuando estuve junto a él, vi que estaba partido en dos por el camino. Me arrodillé, con cuidado de no dejar de pisar el sendero, recordando la escena del árbol. El río venía de lejos, y no pasaba por debajo del camino, ni sobre él. Sin embargo, del otro lado, continuaba. Introduje mi mano en el agua fresca y limpia, y me di cuenta que estaba muerta de sed. Tome el agua con mis manos y luego introduje mi cabeza en ella, para refrescarme. Me paré y continué caminando, hasta que esa misma tarde llegué al final del bosque. Un árbol nuevamente se encontraba plantado en medio de él, pero esta vez, su tronco estaba abierto en dos, como una puerta de salida. Debo reconocer que aquello me dio desconfianza, pero ya había caminado tanto que decidí pasarla de una vez por todas. Mire hacia atrás, el bosque se oscurecía, y al otro lado de la puerta-árbol, el anochecer estaba escondiéndose por un costado. Mis pies tomaron la iniciativa por mí, y en un instante me vi pasando por el árbol. Al poner el pie sobre el sendero nuevamente, el árbol-puerta se cerró, el bosque desapareció y frente a mí tenía a un dragón mirándome con violencia. Mis ojos pestañearon un instante y al abrirlos, el dragón ya no estaba, el bosque seguía desaparecido y mis pies continuaban caminado.
El norte estaba pronto, lo sentía en el viento cada vez más frío. Tres semanas pasaron hasta que por fin me encontré con mi destino: Una inmensa puerta de hielo que indicaba la entrada al norte. Miré a través de ella. El camino no continuaba. Tuve un presentimiento, pero mis pies no quisieron darme consejo esta vez. Dudé, por un instante pensé en volver... Pero habían pasado tantos días, tantos kilómetros. Así que volví a respirar hondo y avancé. Como lo supuse, al dejar de pisar el camino que me había llevado allí, el piso se abrió y el abismo se hizo presente, para tragarse todo el mundo en tan sólo un instante.

sábado, 25 de octubre de 2008

Manejando la ansiedad

Nuevamente me tocó sentir tus labios, sentir tus caricias en mi brazo mientras me abrazabas junto a vos... Otra vez me tocó leer en tus ojos el deseo de entrar en mi piel y de sentir mi aliento junto a tu oído. Me tocó sentir tu pasión y luchar contra nuestra ansiedad de estar el uno en el otro.
Nuevamente he vuelto a caer en tus redes, te he reconocido que extrañé tus caricias, nos hemos conectado a través de las miradas, los besos y gemidos. Hemos sido uno sin llegar a serlo.
La historia se repite, pero de manera diferente. Misteriosamente, esta vez las cosas son distintas a como vivimos el momento tiempo atrás. Ahora siento tus ojos más sinceros, mis besos más realistas, nuestra lucha como algo verídico. Ahora siento que somos lo que realmente queremos ser, que he dejado el disfraz de lado y que puedes verme tal como soy. Siento que no sé si esto va a continuar mucho tiempo, si vamos a ser felices juntos o sólo vamos a unirnos bajos las sábanas, pero, como decía, misteriosamente no me importa, sólo sé que hoy quiero estar con vos, como sea que se den las cosas, quiero disfrutar el momento con vos, sentirte en mí, viéndote deseando estar conmigo... Y si al final, la separación es inminente, por lo menos puedo decir que soy feliz.

martes, 21 de octubre de 2008

Susurros

Esto lo escribí hace unos días atrás.. Ni me acuerdo por qué fue que no lo publiqué en su momento.
***

Estoy parada sobre una plataforma pequeña, que se sostiene en medio de la soledad. A lo lejos puedo ver el mar, y las estrellas que se esconden tras la línea del horizonte. Escucho al viento susurrandome palabras de despedida, de sueños que se han vuelto realidad y de mentiras que no vale la pena seguir creyéndolas.
Palabras pasadas y futuras se hacen eco entre las olas y me dicen que mejor dejar de lado un sueño que no tiene fundamentos. Que mejor cerrar la canilla definitivamente y dar paso a otra historia... Me dicen que no vale seguir aguardando, que no importa cuanto tiempo pase, la puerta no puede seguir abierta a una persona que nunca va a querer entrar. Mejor guardar el corazón a alguien que valore lo poco que aún queda de él. Mejor seguir caminando en búsqueda de ojos que logren penetrar mi ser. No vale esperar por alguien que no desea la compañía. No vale nada querer a alguien que nunca nos querrá.
Escucho al viento, y mientras alguna lágrima cae por mi mejilla, pienso que tiene razón. Mejor es tirarse al mar y nadar sola que aguardar allí a que alguien vaya en mi búsqueda.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Buscando el entendimiento.

Somos un sin número de recuerdos, olvidos, miedos, sueños y pesadillas, rejuntados en una masa de músculos y huesos, de plasma y células. Y lo más complicado, es que a pesar de todos los intentos, todas las puertas que se abran, nunca llegamos a sacar fuera todo lo que somos. En parte, porque ni nosotros mismos sabemos qué somos en total.
Me imagino como un collage absurdo que alguien se olvido de corregir. Una suma de errores y emparches. Algo que si se analiza detenidamente, no tiene lógica. Simplemente porque no hay funciones que indiquen los pasos siguientes, los valores que se pueden tomar.
Cada uno de nosotros terminamos siendo una historia mezclada, inconclusa infinitamente, llena de baches y revueltas. Terminamos siendo tal confusión que decimos las cosas de manera inconexa, y no somos, en la mayoría de los casos, capaces de decir las cosas tal como son, o como creemos que son. Siempre terminamos dejando un lugar a la duda, a la esperanza ajena, porque entre todo lo que nos toca ser, somos cobardes, incapaces de cerrar puertas, y en ello, también terminamos siendo injustos o egoístas.
Somos el resultado de una paleta mal combinada, con pinceles viejos y deshilachados. Somos algo que no tiene explicación... Somos un conjunto de sentimientos escondidos que no somos capaces de demostrar. Estamos hechos de mentiras y engaños, de alegrías y promesas, de miserias y virtudes... De tantas cosas buenas como malas. Estamos conformados por los sueños incumplidos y por las pesadillas vueltas realidad. Somos todo y nada a la vez, pero somos aunque sea.

jueves, 9 de octubre de 2008

¿Qué más da?

Voy a sacar de mi una parte que no me gusta mucho sacar: la crudeza.
Tengo una cualidad que no sé todavía si es algo bueno o malo, pero lo que es claro es que puedo ser extremadamente cruda para decir las cosas. Por lo general, en momentos de tensión, esa crudeza saca de mí las palabras exactas que pasan por mi cabeza, llegando de decir las cosas con frialdad, pero con un inevitable shock hacia la persona que es interlocutora en ese momento.
No sé si se me entiende, últimamente no logro articular mis pensamientos de manera coherente o agradable por lo menos a la lectura de los demás. Por eso estoy recurriendo a este karma mío, pero con la diferencia que no pienso usar esta arma contra alguien externo, alguien al cual estoy analizando y conceptuando, sino contra mí misma, y contra estas superfluas escrituras que estoy sacando del cajón.
Veo en mis textos, en los últimos, una superficialidad que me exaspera. Me saca de quicio leer algunas palabras que no terminan dando el mensaje que realmente quiero dar. Quizás es una crisis, todo escritor sufre alguna vez en su vida no una, sino varias crisis. Ya sea porque se encuentra sin material que estimule su mente, o bien porque llega a una situación que lo estanca en un punto muerto. Pero no considero esa mi situación. Me encuentro con muchas cosas que quiero decir... De mí, de mis sentimientos, de mi visión del mundo. Tengo mil cosas que me estimulan para querer decir algo, lo que no encuentro es el medio, son las palabras con lo que decir todas las ideas que se arremolinan en mi cabeza. Y lo peor, lo más horrible de mi situación es que necesito decir esas cosas, porque me están carcomiendo por dentro, me están asfixiando y sólo logran empeorar mi situación.
Dije que iba a usar mi crudeza, y es mejor hacerlo de una vez. Veo ante mí una persona insegura, que tiene miedo a hacer las cosas que realmente quiere hacer. Me encuentro con alguien que no sabe decir que no, que tiene un miedo terrible a perder las cosas que ni siquiera sabe si tiene. Una imbécil que no sabe lo que quiere y lo que es peor aún, que cuando lo sabe no tiene las agallas para ir a buscarlo... Simplemente se sienta a ver si por puta casualidad las cosas se solucionan solas y todo termina saliéndole como quería. Es una persona absurda, idiota, miedosa e inconsciente. Que deja pasar las cosas, se calla cuando algo le cae mal en vez de ir y mandar a la mierda a las personas que ya ni guardan respeto por ella. Estoy viendo a una persona que es tan pelotuda como para no decirle al tipo que quiere, que le importa un carajo el universo entero si es necesario. No es capaz de tomar una puta decisión en todos los aspectos de su vida, pero es tan cara rota como para ir por el mundo haciéndose la superada. Cuando por las noches es capaz de acostarse llorando sin siquiera darse la oportunidad de consolarse. Tan buena que en vez de gritar que está mal, pone la sonrisita y dice que está todo bien. Eso es lo que veo, una persona que en conclusión, no es otra cosa que una aterrada mujer que no puede tomar coraje y salir a buscar su vida. Eso veo cuando veo mi reflejo en el espejo: nadie.

martes, 7 de octubre de 2008

Alguien más

Su nombre es Juan Manuel. Vive solo en un mono-ambiente del centro de Capital. Trabaja de cadete por las mañanas, en una tienda de computación por la tarde y dedica cuatro horas de la noche (tres veces por semana) al estudio en la universidad.
Le gustan los Red hot chilli peppers, fanático de Pappo. Escucha Jazz todos los viernes por la noche. Toca el bajo, y pocos saben que también es diestro en el saxo. Una vez supo tener una banda con unos primos y amigos, pero se separaron cuando el guitarrista tuvo un hijo, se casó y se fue a vivir a Rosario.
Actualmente es soltero. Su última novia lo dejó por un tipo que laburaba con ella. Hace algo más de tres meses de eso. Estuvo depresivo un tiempo, pero hoy en día está reconstruido de aquel evento. Está con una compañera de facultad, pero no es formal. Sale sábado por medio. Le gustan los bares, principalmente los de San Telmo. Tiene pocos amigos cercanos, y suelen comer asado todos los domingos mientras ven la carrera.
Su familia vive en Río Gallegos. Tiene una hermana menor y un hermano mayor. Su madre lo llama cada jueves a la noche para saber como anda el "niño". Su padre murió en los '70, víctima de la dictadura. Era periodista. Juan Manuel tiene una foto en la estantería sobre la pc, donde su padre aparece tocando el saxo.
Su hermana vive con su pareja. Su hermano está casado y tiene dos nenas, que son las consentidas del tío. Le encanta el Sur, pero hace meses que permanece en Buenos Aires. Para las fiestas tiene pensado irse para allá, a ver a la familia. Ya pensó qué regalos puede llevarle a sus sobrinas. Analía, la más chica, le pidió una muñeca la última vez que lo visitaron en Capital. Juana dijo que prefería una cámara digital. A su madre pensaba comprarle una procesadora. Al resto alguna ropa para que no se quejen.
También le gusta escribir. Desea volver a tocar en una banda. Tiene alrededor de 200 canciones en su carpeta. Muchas de ellas de amor. Siempre quiso cantar, pero no se considera bueno (pero lo es).
Son las 18:30. Saluda a Adrián, el encargado de la tienda, y agarra su mochila para ir a la facultad. Le prometió a Anita que iban a ir a comer. Tiene pensado cocinarle él mismo, como sorpresa. Llega a la parada del colectivo. 5 minutos después se lo está tomando. Enciende el mp3 y pone 30 seconds to mars, mientras mira por la ventana pensando en lo grande que es la ciudad.

jueves, 2 de octubre de 2008

I could lie if somebody asked to me on my feelings towards you

A hundred days have made me older
Since the last time that I saw your pretty face
A thousand lies have made me colder
And I don't think I can look at this the same
But all the miles that separate
Disappear now when I'm dreaming of your face
I'm here without you baby
But you're still on my lonely mind
I think about you baby
And I dream about you all the time
I'm here without you baby
But you're still with me in my dreams
And tonight it's only you and me

Pasa el tiempo, las nubes corren con el viento y la lluvia llena la tierra con su mineral. Todo cambia, todo transmuta en algo nuevo, inevitablemente. La vida cambia, los amores y desamores pasan por mi vida. Mis labios besan con pasión otros labios, mis sueños se enfocan en recordar pieles extrañas. Todo es diferente a lo que una vez supo ser. Ni mejor, ni peor, simplemente diferente.
Este corazón canta canciones de amor a otros oídos que no son los tuyos, esta mente desea volver a ver otros ojos miel que no son los tuyos grises y pálidos. Nada es igual. Sin embargo, un alma solitaria, un alma que sólo vos pudiste comprender todavía te espera hoy; todavía escucha una canción de recuerdos que te canta con sus luces. Hoy, todo es distinto, pero mi alma abandonada te sigue buscando entre los rostros en la calle, entre los cuerpos que rozan el mío. Entre las miradas nostálgicas. Mi alma sigue guardando su tesoro para que vengas únicamente vos a buscarlo. Sigo aquí, y a pesar de intentarlo (juro que lo intento), de abrir mi alma a otras manos que quisieran acariciarla, nadie nunca ha visto las señales, nadie nunca supo comprenderla como vos siempre supiste.
Es por eso que hoy, escuchando una canción de extrañar, una canción que habla de que estoy sin ti, por eso y porque a pesar del tiempo, espacio y la vida misma, siempre voy a estar enamorada de vos, escribo estas líneas.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Motivos

(Apariciones, Tempestad y este texto, Motivos, forman parte de uno misma historia)

Ella
: Un día más como tantos otros, estoy tan cansada.
Él: Bueno, lo dices como si fuera una catástrofe, Todos los días hay motivos para hacernos sonreír.
Ella: ¿Qué motivos hay para sonreír? A ver, dime...
Él: Por ejemplo, cuando salgo de casa y siento el sol sobre mi cara, dándome la bienvenida a un nuevo día, sonrío. Cuando paso y veo a un perro haciendo su paseo matutino, sonrío. Cuando escucho una canción que me trae el recuerdo de tus besos, inevitablemente, sonrío. Cuando veo a los niños jugando en sus propios mundos, cuando las mujeres pasan por las tiendas haciendo compras, y contándose chismes de las vecinas, cuando una hoja cae ante mí diciéndome que tendré suerte, cuando recibo un mensaje de mi hermano para preguntarme como estoy, todas esas veces: sonrío.
Ella: Pareces un idiota diciendo todo eso
Él: Podrá ser, pero soy un idiota feliz. Le sonrío a la vida, para que ella no se ría de mí. Hay veces que las pequeñas cosas son más motivantes que las grandes para hacerme feliz. La lluvia en mi cara, una brisa que parece ser cómplice de mis pensamientos, todas esas cosas que para ti ahora te parecen triviales, amor mío, quizás, si las pensaras un poco más, te harían poner esa sonrisa tan bella con la que te conocí. ¿Acaso no recuerdas que fue lo que te hizo sonreír el día que te conocí?
Ella: Si... Te vi, y pensé: "Estoy frente al hombre de mi vida" y no pude evitar sonreír...
Él: Yo te vi a vos, y no pude más que pensar "Dios, esta es la mujer que hará que cada mañana tenga un motivo para sonreír, con sólo saber que será mía hasta el último de mis días"

Ella sonrió.

Tempestad

Una tormenta se está desarrollando en mi interior. Los truenos anuncian dolor, miedo, angustia. El aire está pesado, mi entorno se cierra sobre mí y poco se puede hacer para que mis pulmones absorban el tan necesario oxigeno. Un muro de humedad frena todo intento de movimiento, el viento se ha escondido y se niega a refrescar el ambiente. Las nubes de hierro se asemejan al techo de una jaula.
Yo estoy inmersa en todo esto, me siento un gato enjaulado y me muevo nerviosa hacia las paredes de mi encierro.
La tormenta se desarrolla fuera y dentro de mí. Me fundo con el tiempo y un rayo parte el cielo que está sobre, indicando el comienzo de la tempestad. Lluvia. Primero lenta y suave que baja entre tanta humedad ya presente.
Luego, a medida que mi interior se va agitando, la furia se apodera del agua. Balas de gotas que caen en la tierra, la desestabiliza, la remueve.
Los rayos se hacen continuos. El viento aparece, con fuerza, arrastra las ramas de los arboles, amenazándolas con arrancarlos del piso.
Estoy en medio de todo eso, los rayos caen junto a mí. Cierro los ojos, la misma furia se encuentra en mi interior. El dolor, la incertidumbre, el agotamiento se hacen uno y un huracán arrasa con mi vida, dejándome desnuda entre tanto terror. El agua de la tormenta, y el de mis lágrimas tiene la misma salinidad, el medio y mi interior son uno sólo en tanta tempestad que arroja lejos los sueños de los que nunca pude despertar.

martes, 23 de septiembre de 2008

Apariciones

Sin embargo aún estas ahí parado, ¿qué esperas acaso? Tu vida se ha ido con el tren y ni siquieras eres capaz de ir corriendo como un iluso tras de ella. No digas que no vale la pena, bien sabes que siempre lo valdrá. Nunca quisiste admitir que todas esas cosas te afectaban más de lo que querías. Pero ahora es tarde. Mira, allí a lo lejos, el punto ese que cada vez es más pequeño es el tren que se lleva tu vida. Ya prácticamente se ha escapado de tus manos, y tú sigues aquí parado, sin correr.
No entiendo qué ganas con mirar como estúpido, no hay ya nada que puedas hacer para retroceder el tiempo, todo ha acabado. Ahora te resta seguir caminando sin vida, mirando al resto sonreír y preguntándote para tus adentros qué es ese gesto.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Mentira.

Mentiría si dijera que todo es sencillo en los momentos en que una cuchilla de hielo atraviesa mi espalda, con mordaz furia de un enemigo invisible. Mentiría si les dijera que soy tan poderosa que puedo enfrentarme al mismo miedo. Mentiría siempre si afirmara que no hay dolor que no pueda soportar. Mentiría cuando negara que los besos me llegan al alma y allí hacen nido. Mentiría al caminar mirando al cielo sin temor a tropezarme. Mentiría cuando mis alas se elevaran en la brisa y desdeñara estar entre las nubes más altas. Mentiría al soñar que el infierno es un castigo. Mentiría al no aceptar que mis amigos son todo lo que soy. Mentiría si no admitiera que lloro al sentir en mi cama a la soledad.
Todas serían mentiras, pero ninguna lo sería más que si hoy al mirar los ojos camel, mis ojos no mostraran ninguna debilidad.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Un cuento de hayas


Había una vez una niña que caminaba sola por el campo. Ella, desde chica, había recorrido esas hectáreas con cautela, precisión y audacia, memorizando cada rinconcito, cada árbol que crecía para tener consciencia del sitio que la rodeaba. Ya caminaba segura y el suelo reconocía sus pasos, que casi coincidían siempre con los que había dado el día anterior.
La mañana avanzaba tranquila, sin apuros, con el sol dando su calor con mayor intensidad. La pequeña veía las hormigas trabajar, los pájaros buscando lombrices para sus pichones que gritaban de hambre en las copas de los hayas. Un día como todos los demás en la vida de aquellos diversos seres. La niña se acostó a la sombra del árbol, observando el vuelo de aquellos papás-pájaros, deseando poder volar como ellos, poder extender sus brazos y alcanzar así las nubes lejanas contrastando con el turquesa del cielo.
Se quedó mirando el cielo fijo, mientras las nubes se movían y cambiaban de forma de manera prácticamente imperceptible.
Pasaron las horas, las nubes se movieron, los pájaros descansaron en el nido. Las culebras se escondieron en sus hoyos, las hormigas se internaron en sus túneles para convertir las hojas en hongos. El haya suspiró oxígeno de su fotosíntesis. Todo cambió de un instante a otro, todo siguió el curso de la vida, mientras la niña miraba fijo el cielo, como tantas otras tardes lo había hecho, como tantos años que transcurrieron: pensando, meditando, observando, descubriendo detalles que se le habían escapado en otros momentos. Así había sido siempre, desde el día que conocío ese campo, tiempo que ya quedaba 50 años atrás. Una niña que se quedó pequeña siempre, dicen, que había una vez.

sábado, 30 de agosto de 2008

A medias...

Era casi de noche cuando tu mano toco mi hombro. El cielo apenas nublado y tu boca semi-abierta, como queriéndome decir algo. Pero el silencio sólo era roto por los autos que pasaban a unos metros. Mi mirada intentaba en vano penetrar tu alma, tus dedos acariciaban con algún resto de ternura los mios. Los dos parados allí, casi en la esquina de esa calle que separaba nuestros mundos. Sabías que debía irme en pocos minutos, sabías que esa noche era la última que me verías en prácticamente una eternidad. Sin embargo, tu boca seguía silenciosa, tu mirada nostálgica de un tiempo que todavía no había terminado. Todo en tu ser daba nuestra historia como terminada.
El Sol casi se había ocultado. Todo era a medias, tu amor, mi vida, la canción que sonaba a lo lejos. Nada concretamos, nada concluimos y ahora yo camino casi con vida entre muchas caras que casi me recuerdan a la tuya.

viernes, 22 de agosto de 2008

Tunel.

Un túnel frente a mis ojos, árboles antiguos con sus ramas formando una bóveda alargada e impenetrable, y un piso inconstante bajo mis pies. Interminable, con sombras vigías que me siguen de cerca, me pisan el rastro. Un paisaje extraño que me acostumbra a mirar a los costados, un miedo inexplicable consume los minutos de mi vida.
El túnel sigue ante mí, amenazándome con no terminar nunca, como un camino al infinito y un misterio jamas revelable. ¿De qué sirve seguir mirando a los costados si la oscuridad no me deja vislumbrar nada concreto? ¿De algo sirve seguir temiendo a fantasmas inventados cuando los reales me protegen con piedad?
La soledad ya no me preocupa, misteriosamente siempre algo me acompaña; son retazos de vidas soñadoras que flotan a mi lado buscando compañía. Son deseos ocultos en la sobriedad de una existencia sufrida de despojos.
Los árboles murmuran canciones viejas, entonan notas nunca clasificadas, los secretos de un universo se hacen sonido entre las ramas del túnel que me aprisiona. La canción toma sustancia, se hace luz, figuras bailantes en una ronda de locuras, ilusiones endulzando el aire con estrellas tras el techo de hojas que intentan iluminar el interior del pasaje.
Mi mirada se pierde en el collage de estímulos que me hacen inmóvil. Mis pies se queda suspendidos sobre el piso de tierra, expectantes de lo que sucederá. Correr es iluso, esperar, estúpido. Nada queda más que caminar lentamente hacia el final de aquel Túnel en que se transforma la vida: sin mirar a los costados, sin temor a las ilusiones bailantes, sin piedad de las canciones inventadas. Caminar, transitar, recorrer, vivir.

sábado, 9 de agosto de 2008

Sentidos.

Descubrí la delgada línea entre mis sueños y tu realidad, encontré el susurro secreto del viento entre las hojas, y vi más allá de la locura de este siniestro mundo de irrealidad.
Me sentí pura entre un mar de desperdicios, busque el filo de una espada perdida en el infierno, y cuando todo parecía sin retorno, encontré la puerta que me condujo a tu cielo.
Me hallé parada en medio del espacio, toque con ternura la luz de mi estrella, me sentí herida por el borde de la Luna y caí agonizante sobre un prado de mentiras.
Ahora estoy sentada en una esquina de mundos entrecruzados, desde mi rincón veo el incesante movimiento, y descubro luego de tanto tiempo que las líneas de mi vida se han marchitado con el tiempo.

miércoles, 30 de julio de 2008

LXX

Mis manos tiemblan entre las tuyas. Mi respiración es rápida y ansiosa. No me queda mucho más que hacer que seguir esperando, aguardando a que mi cuerpo me responda y se digne a confiar en mí. Miedo, incertidumbre, locura de no saber cuales son las expectativas. No hay nada que hacerle. El ruido es monstruoso, y las aves escapan a las primaveras de muerte.
Todo parece catastrófico, pero mi camino me exige que continúe, mi destino me aguarda a la vuelta de la esquina, y nada más que avanzar se me pide. Pero es que hay tanto ruido entre vos y yo.

domingo, 20 de julio de 2008

Tango

El frío calaba mis huesos, el viento del sur traía consigo todo ese hielo microscópico que hace poner la piel de gallina. La noche era oscura y una Luna lejana alumbraba y creaba figuras sombrías que llenaban la calle vacía. ¿Quién puede siquiera imaginar algún paisaje tan desolado como ese? La noche, el frío y mi presencia hacían humo en una ciudad llena de luces artificiales que ocultan bellos escaparates de almas marchitas, conservadas por el cristal de un pasado y una pasión ilusoria de realidades compartidas en secreto. Una estrella invisible me da la señal de que el tiempo pasa, mi espera se hace arena en un reloj roto en una esquina de farol. Nada vale tanto como una idea imprevista que genera sueños de planes futuros, dónde todo camino dirige a una vida nueva completa de fantasías y deseos. Ahí mismo mi ser se homogeneizaba con el panorama, mientras mi mirada buscaba algo, que aún no comprendí qué era, en las esquinas. Sólo sé que una flor robada de algún jardín se encontraba tirada en la cuadra de enfrente y misteriosos cantos de pájaros se perdían en la noche; yo todavía allí parada, como auto-convenciéndome de que no era más que una inexistencia de una mente loca e imaginaria.
Es imposible aclarar de manera coherente qué misterio ocultaba ese frío incesante que me acorralaba en aquel lugar. Sin embargo el sólo intentar explicarlo produce estremecimiento en el corazón, cuando realmente nada más que la visión de escena hace que el mismo viento helado recorra mi cuerpo en sensaciones recordadas, de visiones del cielo estrellado y asfaltos sucios de pisadas. Todo se hacía superfluo en esa cuadra, perdida, olvidada, escondida del resto de las almas nocturnas que pasaban cerca, como si un pasaje a otro mundo se ubicara allí.
Yo lo único que recuerdo de él, es el frío mortal que hacía esa noche mientras mi mirada se perdía en aquella esquina oscura de fantasmas vagabundos, y el sonido de un lento bandoneón que a lo lejos sonaba en alguna casa.

domingo, 13 de julio de 2008

Reflexión 7ma.: El libreto.

¿Queda algo para reflexionar? Tantas palabras escritas, tantos versos gastados, tanta ironía mal utilizada que llenan páginas de libros, webs. Luego de pensar, de escribir, de hablar se llega a un punto en que no se sabe realmente si algo de todo lo meditado es coherente, o tiene una pizca de verdad. También se llega a un punto en que uno se plantea si realmente sirve gastarse su tiempo pensando, intentando explicarse y evidenciar su lugar; nunca se sabe, ¿no? Pienso a veces que gasto mis palabras, que me expreso para un público inexistente que no desea saber más de lo que dice el libreto.
Eso mismo: un libreto. La vida parece un libreto escrito por alguna otra persona, el cual debemos seguir al pie de la letra, porque si no lo hacemos, corremos el riesgo de desaparecer de la obra por completo, de ser excluidos del escenario sin explicaciones y obligados a ponernos detrás del telón para esperar que en algún momento otro papel se nos tire, de lástima, y podamos volver a la función y vivir el estrellato.
Terminamos siendo una palabra más en el diálogo, un personaje secundario de una historia sin sentido, terminamos viviendo una vida que no nos es propia ni exclusiva. Terminamos no siendo más que un aplauso apagado en el resto. Y aún así la función ha de continuar, con o sin nosotros, sin pausas ni repeticiones. Entonces en un momento crucial, de drama y desesperación, surge la duda: "¿Vale la pena seguir actuando?". No, no lo vale. ¿De qué me sirve decir cosas que otros quieren escuchar, guardando las que realmente quiero decir? De nada lo vale, de nada sirve estar siempre siguiendo un libreto que no es más que palabras escogidas por alguien que se cree escritor de vidas, no es de modo alguno coherente estar continuamente diciendo cosas que a los otros les guste escuchar, a mi me sirve decir las cosas como las pienso, como las siento en el momento, sean repetitivas, sean absurdas, sean incomprensibles. Alguien algún día las entenderá y sabrá que alguien, una vez, pensó esto.

viernes, 11 de julio de 2008

¿Quién dijo que hoy es múltiplo de antes?

-Mira el cielo, ¿puedes ver como lentamente el planeta da vueltas? ¡Vamos! No me mires con esa cara, no estoy loca. Mira aquellas nubes, pero hazlo fijo... Aguarda, ¿y ahora? Jaja, ¿lo ves? Todo es cuestión de saber mirar...-

Aquella noche fue la última que lo vi. Luego nuestros caminos se separaron, de improviso y sin que ninguno de los dos pensáramos siquiera que así sería. Pero algo en mi interior hizo que no me extrañara de aquello. Seguramente sólo se trató de la culminación de un ciclo. Memorias embellecen mi caja de recuerdos y adicciones a noches enteras acarician aún mi piel. Es extraño a veces cuando lo pienso. Primero tanta perplejidad, pero ahora es como si ya mi vida fuera la de antes, con un poco más de camino recorrido, quizás. Pero aún recuerdo esos ojos brillantes, mirando el cielo, mirando las estrellas y alumbrados por el pequeño ardiente del cigarrillo. Por mi cabeza pasaban los momentos vividos, juntos, separados. Vueltas por las calles, caminatas al atardecer. Vueltas por la habitación, caricias. Vueltas. Así calificaré siempre la sensación que logró producirme: Vueltas.
Las vueltas de la vida que nos llevaron a conocernos, las vueltas que dimos para solamente un beso, las vueltas que nos llevaron a sentirnos juntos aunque sea un momento, las vueltas que nos llevaron a dejarnos de lado por un tiempo, las vueltas de intentar conocerlo de verdad, las vueltas para ocultar parte de mi ser a su mirada, las vueltas de cara para no enfrentar mi mirada, las vueltas que hoy hacen que seamos dos solitarios caminando en medio de una ciudad apestada de personas. Algún día quizás él lo entienda: Vueltas.

miércoles, 2 de julio de 2008

Reflexión 6ta.

"El abismo que hay detrás de su mirada, las palabras que no puede pronunciar, por el humo enclaustrado en la garganta, el que cruje cuando hablas con verdad".


Simples palabras, ¿no?. Simples frases que tienen un poder oculto. No gente, no me he vuelto loca, por lo menos no más de lo habitual y ustedes ya me conocen. Estoy hablando de la música, gente, de la música. Aunque a decir verdad, por lo general, la palabra en sí misma encierra un poder propio. Pero hoy quiero hablar de la música. De esa cosilla que me mantiene en equilibrio, ese arte que para mí es tan perfecto. A mí la música puede hacerme llorar, reír, temblar, soñar. De todo un poco. Hay tonos especiales que me relajan y me hacen llevar mi mente a un nivel de tranquilidad que no se puede lograr de ninguna otra manera. Es una sensación que quizás ustedes me comprendan y también hayan experimentado.
Pero este es un caso diferente, no es sólo el sonido de la música lo que logra ponerme en estado, sino que es el collage completo de voz, batería, guitarra, bajo, y todos aquellos instrumentos que están sonando, junto con la letra de la canción... Esas palabras habladas prácticamente al oído. Es la poesía, la conjugación de los verbos en una frase que me hace meditar, me hace reflexionar sobre todos los posibles significados que puede tener, y adaptar incluso alguna que otra frase a una experiencia personal.
Yendo al tema que les estoy dejando hoy, de Pastoral, es uno de los que me encantan. Realmente hacía mucho que no encontraba una serie de temas que me quemaran la cabeza como estos (tienen también para escuchar "En el hospicio"). La verdad, que a pesar de que soy seguidora de varias bandas actuales, no hay como las letras de los '70 y '80: Sui Generis, Serú Giran, Pastoral, Sumo, Los Gatos, G.I.T., Zas, Los Abuelos de la Nada; y ya llegando más al principio de los '90: Soda Stereo, Los Redondos (sisi gente, ambos juntos jaja), Los enanitos verdes, . Hay que admitir que ya no se escuchan letras como aquellas. Lo que no significa que no haya buenas canciones, pero ese toque tan mágico que les daban los años 70 80 y 90 no se ha podido reproducir.
Había algo especial en esos temas, el aire de libertad que transmitían es tan motivador que tiene un empuje propio. En esas décadas, la mirada sobre el mundo tenía algo de reclamo, adoración en muchos casos a las maravillas de la naturaleza, bronca, paz. Todos sentimientos que lograban transmitirse a través de una canción. Hoy en día también hay bandas que siguen haciendo eso... Pero la mayoría (¡hay excepciones! No se me vuelvan locos) hablan de temas ya trillados, como ser las relaciones frustradas, los amores prohibidos, y demás temáticas románticas. No estoy en contra de eso, porque tengo muchas canciones sobre esos temas que me encantan. A lo que apunto es que no hay buenas canciones de la calle, por ejemplo. Que describan el día a día. Y cuando aparecen, realmente logran un éxito merecido, justamente por eso, a mi entender, a que ya son tan raras que algo así impacta-emociona-libera.
Quizás sea así para mí porque me toco nacer en esta época, pero creo no ser la única que piensa de esta manera. Los invito a dejarme sus opiniones.

viernes, 27 de junio de 2008

El otro

Estoy escuchando un tema que no tiene nada que ver con nada, y la pesadez de haber comido como 2 hs. después de lo habitual me ha traído a escribir. Antes de comer, mirar los platos sucios de mi hermana y mi vieja, y por dentro puteaba levemente el hecho de que iba a tener que lavarlos yo, como era de esperarse, me hizo pensar (¿qué raro, no?). Todos y cada uno de nosotros sentimos una bronca sana al ver que la gente no actúa correctamente. ¿En qué sentido? Bueno, por ejemplo, para seguir con el tema de los platos y así lograr mi catarsis en el asunto, yo no hubiese dejado las cosas sucias para que el que venga las lave. Por eso me genera un fastidio importante entrar y encontrar todo desordenado... (Va queriendo). Pero ese es sólo un banal ejemplo. En muchos otros aspectos de la vida, hay cosas que todos (y no acepto las negativas porque me costa con el 100% de confianza) no haríamos y no nos gusta ver que otros las hacen.
Pensándolo un poco se llega a un punto concreto en este razonamiento: no entendemos cómo para otras personas es tan difícil actuar de determinada manera si para nosotros, que no nos consideramos personas especiales, no nos cuesta nada. Es decir, por qué es necesario dejar todos los platos sucios, siguiendo el ejemplo anterior. O por qué cuesta tanto avisar con tiempo que no se puede acudir a una cita, o por qué no llamar para explicar que tuvieron un problema y por eso no pudieron ir a la reunión. Estoy tirando casos al voleo. Me acuerdo que una amiga que labura en frente del negocio me contó un caso que le paso: El hermano de una amiga de ella (y empezamos con las retorcidas relaciones interpersonales) había encontrado en un boliche un celular por de más bonito, y se lo había regalado. La cuestión es que cuando se lo cuenta a mi amiga, ella le dice que lo devolvería al dueño, por que al fin y al cabo, no sabían quién era el dueño y quizás el flaco/a tenía números importantes en el teléfono. Obviamente, la chica no la escucho y se quedó con el aparato. Moraleja: dos semanas después le roban el celular. Ella obviamente puteo y le contaba a mi amiga que eran unos malditos los que le sacaron el cel. Respuesta de mi amiga: "no hicieron más que lo que hiciste vos cuando te encontraste el celular." Jaque Mate.
La cuestión fundamental pasa porque el ser humano, por definición, es egoísta. No en un sentido estricto del concepto popular que se le da al egoísmo. Quizás alguien que curse psicología quiera corregirme en esto, y se lo agradecería. A lo que apunto es que nos cuesta aceptar que el otro sea diferente, que no pueda pensar y hacer las cosas como nosotros consideramos correcto. En definitiva ¿podemos afirmar que nosotros tenemos la objetividad sobre lo que es o no correcto? Aquí cualquiera puede refutarme que hay cosas de las cuales todos sabemos que son correctas o no, pero ya ven el sencillo caso de los platos sucios. Todo radica en que no se puede sencillamente exigir al otro que haga las cosas como nosotros quisieramos, porque ya de ahí se desprende que el otro está en la facultad de poder exigirnos que nosotros hagamos lo que ellos quisieran. Es chocante, lo sé, pero ¿Lo ven? Es verdad, y también es parte fundamental de mi pensamiento que hay un número de cosas que por convenio y sentido común (que es en lo que se basa mi opinión) que deben hacerse de una manera. Sin embargo, no quiero referirme a ellas, no es sobre eso lo que pensaba al momento que me decidí escribir este texto, sino a aquellas que en el día a día nos pasan. Veo mucho en la gente que se enoja, se toma con demasiada importancia (me incluyo en ciertos casos) actos de amigos, parejas, exparejas, hermanos, familiares, compañeros de trabajo o estudio, bla bla bla, y constantemente se quejan de ellos por tomar tal o cual postura. Nos cuesta aceptar que el otro no es como nosotros. Y en eso se basa la vida humana, por más globalización que queramos meterle al asunto: TODOS SOMOS INDIVIDUOS. Personas con sentimientos propios, vidas propias, perros Pochos y gatos Michifuses intimos. Por más que nos parezcamos a nuestros parientes, nadie puede negar que cada uno es como es. Y eso hay que aceptarlo. No podemos seguir exigiendo que el otro haga exactamente lo que nosotros esperamos que haga teniendo en cuenta lo que nosotros mismos haríamos en su lugar. Dejando de lado los trabalenguas sintácticos: Nadie va a hacer nunca las cosas de la MISMA EXACTA PERFECTA INVARIABLE manera que las haríamos nosotros en el caso. Pueden parecerse, pueden concordar en muchos aspectos, hasta pueden ser análogas, pero nunca serán iguales. Es así, y cuesta aceptarlo, incluso para mí, que hoy me pongo a escribir y escupir todas estas cosas. El hecho es que nos es chocante, inaguantable en una gran cantidad de casos que las cosas sean así.
Hay que aceptar que el otro es el otro, que tiene su individualidad y que por más que no nos guste, hay que aceptarlo como es y buscar esas cosas buenas que lo hacen como es, y intentar ver si de alguna manera, si es que algo no concuerda con nuestra mirada, podemos hacerle ver las cosas como nosotros y esa persona elegirá si está bien o no. Y punto.

jueves, 19 de junio de 2008

Demasiadas cosas

Demasiados ruidos en mi mente, demasiada ansiedad acumulada. Demasiados errores cometidos, demasiadas lágrimas reprimidas. Demasiada impotencia en mis manos queriendo hacer algo, demasiada bronca junta. Demasiada locura atormentando a mis demonios, demasiados absurdos sosteniendo mi vida. Demasiado dolor no lamentado, demasiadas mentiras. Demasidas cosas que hacen que cada una que sume no parezca la gran cosa. Demasiado amor malgastado, demasiados sueños mal soñados. Demasiados besos entregados con pasión, demasiadas cosas reprimidas, demasiados gritos que son silenciados. Demasiadas ganas de estallar la cabeza contra la pared hasta el dolor que me haga dar cuenta que sigo viva, sigo sintiendo, sigo acá.

lunes, 9 de junio de 2008

El Club de las Noches Sombrías

El callejón oscuro daba la impresión de estar abandonado de toda vida. La Luna brillaba alta en el cielo, marcando la medianoche. Nadie sospecharía que aquella media calle, conocida como "El medio de roque", era todo viernes a la noche el refugio de un selecto grupo. Con las campanadas de la iglesia frente a la Plaza lentamente el estrecho callejón se iba habitando. Sombras. Ellas se reunen todos los viernes a la medianoche, salvo las noches nubladas por razones obvias. Alguien se preguntará: ¿Qué hacen unas cuantas sombras reunidas a la noche en un callejón a la vuelta de una iglesia que está frente a una plaza?. Bueno, lamento comunicarle a esa persona que alguien ya se le ha adelantado y se dispuso a averiguar cuál era el motivo por el cual varias sombras, casi todas las del barrio, se reunen a la noche en aquel callejón a la vuelta de la iglesia que está frente a una plaza.
He tenido el placer de charlar con esa persona un día que por casualidad se acercó a mi sombra y le comenzó a hablar. Al principio pensé que estaba loco, y a decir verdad el que usara esos pantalones negros, con camisa azul y saco gris, tendía a confirmar mi hipótesis. Pero como sucede a veces, uno se equivoca y debe rechazar la nula y adoptar la hipótesis alternativa. Con esto me refiero a que en el momento en que notó que mi sombra no parecía querer responderle, y mi mirada hacia los costados para comenzar a correr ante cualquier movimiento brusco, pasó a pedirme disculpas por la intromisión y a explicarme la razón por la cual le quería preguntar algo a mi sombra. Como buena porteña, en un momento pensé que ese era el chamuyo más barato que me habían querido vender, pero respeté su persona y cuando la historia comenzó a tomar cierta lógica, me decidí a escucharlo. Entre varios desvaríos y comentarios inentendibles, logré rescatar el fundamento de su historia, que luego de esta desvariada interrupción me dedicaré a contarles:
Todo se inició un viernes, en que Don Cosme y Don Jaime se emborracharon en la Cantina de Pepe, caminaron a duras penas por la calle de la feria, hasta que finalmente junto al callejón del medio de roque, sus estómagos los vencieron y vomitaron todo el tequila barato y el café al cognac "Tres Plumas". Fue entonces cuando sus sombras decidieron abandonarlos todos los viernes a la noche, cuando sus respectivos dueños irían a embeberse y a vomitar en las plazas. Desde ese día las sombras de Cosme y Jaime (los nombres de las sombras quedan en la reserva por expreso pedido de las mismas) armaron el club de las noches Sombrías. La originalidad no es algo que caracterice a las sombras, y entre otros nombres se encontraban: "Viernes 3 a.m." (que fue descartado para prevenir demandas), "El club del callejón", "Sombras x2", "Sombras xN" (según la cantidad de sombras que pudieran querer unirse al grupo) y más adelante, cuando el consorcio ya estaba medianamente conformado, otras sombras hicieron sus aportes con: Casi figuras, C.d.S.A (Club de Sombras Aburridas/Abandonadas), El manto de la Noche, Hola So (aporte de la Sombra de Doña Lola, fanática de la "Su"), y demás que no recuerdo en este momento.
Desde aquel día, las sombras comenzaron a reunirse, primero las primeras dos, luego se fueron sumando las demás sombras. El tiempo fue pasando y más sombras del barrio comenzaron a acudir a aquellas reuniones en el callejón. Según el último recuento, ya son 96 sombras las afiliadas. Finalmente, no sólo las sombras de los clientes fijos de la Cantina de Pepe (la sombra del mismo Pepe fue la tercer miembro del club), sino que todas las sombras aburridas del barrio que por las noches tienen poco que hacer, fomentaron este ritual que se impuso en poco tiempo.
Entre las actividades más populares de las reuniones están: los chismes que trae la Sombra de la vieja del diariero, las partidas de Backgamon con las sombras de las piedras, la selección de chistes la Sombra de Juancito, el Insombrable (otro aporte de la Sombra de Doña Lola), debates sobre: "la existencia de las sombras si no hubiera luz", "¿las sombras chinas estarán al revés?", "¿A dónde van las sombras cuando mueren?", "¿Cómo hacen las sombras de las cigüeñas para traer a los bebés sombras?", entre otros.
Muchos han dudado de la existencia de dicho club, pero aquí entra la presencia de mi misterioso amigo, bueno, en realidad, amigo de mi Sombra. Él escuchó el rumor y decidió averiguar la veracidad del Club Sombrío. Varias noches recorrió el barrio hasta dar con el susodicho callejón. Cuando dio un paso dentro, una voz sonó en un rincón: "¿Quién sos, y qué querés?". Sorprendido le respondió: "Mi nombre es (Me permito censurar esta parte, para resguardar su persona), y estaba averiguando por cierto Club... de Sombras". No atinaba a ver si realmente en el fondo del callejón había alguien que le estuviera hablando, pero no lo parecía. Fue entonces cuando en la pared una sombra se hizo evidente, y sin cuerpo comenzó a hablarle en tono burocrático: "Ha llegado ud. al Club Sombrío (un "yo diría que mejor sería llamarse el Club de la So" se escuchó por el fondo que fue rápidamente sofocado), pero debe ser ud. una sombra para poder ingresar, o en su defecto, debe conseguir una sombra que lo proponga como socio". Pensativo le agradeció a la Sombra secretaria, y se despidió con la promesa de volver con una sombra amiga. Es así que comenzó a buscar sombras que le ayudaran a ingresar al selecto Club, pero ninguna sombra parecía querer hacerle la gauchada, principalmente porque ninguna siquiera le respondía cuando él se acercaba con cordialidad y les preguntaba si eran miembros del Club.
Cuando llegó al fin de su historia, creí que el Borda había sufrido una fuga de internos; lo despedí y seguí mi camino. Un tiempo después de ese encuentro, caminando por las calles de Buenos Aires, cerca de una plaza que tiene en frente una iglesia, encontré el famoso callejón "El medio de Roque". De tarde se encontraba solitario, así que me interné en él. Llegando al final, me vi parada frente a un escenario particular: allí, entre toda la basura había varias piedritas acomodadas de manera tal que parecían un tablero de Backgamon; eso llamó mi atención, pero decidí salir del lugar. Casualmente, o quizás no tanto, esa noche pase nuevamente por el lugar. De curiosidad nomas intenté entrar, pero algo me lo impidió, me marché de allí al escuchar una voz sin cuerpo que decía: "El Club Sombrío se reserva el derecho de admisión, por favor, vuelva con una Sombra miembro para ingresar."

domingo, 1 de junio de 2008

Deja la duda.

Muchas veces intento no pensar. Sé que si me largo a perderme en mi mente, termino en cualquier lado, recogiendo los pedazos de mi corazón que quedaron tirados por ahí. Termino pensando que todo termina siendo injusticia, que no hay tantas razones que nos hagan seguir adelante en la vida; pero no puedo evitar llegar a la conclusión de que aquellas cosas tan raras, escazas, escondidas en lugares insólitos, que nos hacen seguir, son todo el sustento que necesitamos.
Las ilusiones manejan nuestra vida, nos hacen soñar con sueños imposibles, posibles, reales e ilógicos. Los deseos nos motivan a seguir más allá de nuestros propios límites. Las convicciónes nos dan una pared contra la que apoyarnos. Pero no son lo que realmente nos hace seguir caminando a pesar de tropezarnos a todo momento. No son esas las cosas que nos abrazan cuando estamos mal, que nos escuchan, que nos comprenden (y no tanto, pero bueno), que nos dan momentos de felicidad. No. Por lástima esas abstracciones de la mente no nos sustenta en vida. Son las personas, sus actitudes, sus palabras, los sentimientos que nos transmiten. Las reacciones químicas que nos provocan, como dicen algunos. Son pequeños momentos vividos los que nos hacen querer seguir viviendo.

Quién sabe. Quizás sólo eso necesitamos.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Fin del recorrido.


Abrí mis ojos una mañana con la luz del sol pegándome en los ojos a través de la cortina. Ya el ayer me había abandonado, y un nuevo día, con sus horas inciertas, me amenazaba con obligarme a afrontar el mundo exterior. Él ya se había ido, como de costumbre, sin decirme cuándo volverá. Sin embargo, yo quedé allí, en mi cama acostada, pensando en sus besos, sus caricias, sus sueños compartidos con los mios, mientras que su brazo sujetaba mi vientre desnudo bajo las sábanas. Algo me decía que esa noche no se repetiría. Su mirada, sus besos, sus caricias guardaban una agridulce sensación de última vez, que me hizo guardar en lo más profundo de mi ser aquella velada. Ya era hoy, ya las horas marcaban su tiempo, alejándose del mío. No se despidió, casi nunca lo hacía; un "hasta luego" era todo lo que me decía.
El ruido de una vida desarrollándose fuera me obligó a levantarme de mi cama, ir hasta el baño y meterme bajo la ducha tibia. No resistiría mucho más así. Debía de hacer algo. Sus ojos aún miraban los míos en el recuerdo. Mi piel aún estaba como gallina al pensar en su cuerpo ofreciéndome placer. Todo continuaba ahí si me lo proponía, salvo él. Su cuerpo ya no estaba junto a mí, ni sus ojos me miraban. Sólo yo, bajo la ducha, con mi vida esperándome en el placard. ¿Cómo aceptar dejar ir algo que hace tan bien? Difícil. Pero no me queda otra, se fue y no volverá. Fue la última vez, me regaló esa última noche de placer y lujuria, de miradas que se entendían solas y besos que demostraban deseos ocultos. Fue una noche como nunca habíamos vivido, fue una noche como nunca volveríamos a vivir. Su regalo de despedida fue la absoluta perfección de esa unión que al despertar desapareció. Debo, simplemente, vestirme y salir a la calle, guardando todo aquello. Lo pasado no vale la pena arrastrarlo al presente, sus besos quedarán grabados en mi piel, sus palabras en mi alma, como souvenirs de una historia vivida. Ahora sólo me queda salir al mundo con la mirada calma, buscando a otra persona que me lleve al fin del mundo.

Un recuerdo más

Cuenta una vieja historia, que una vez alguien me contó, que lejos de este mundo existe una tierra de dragones y princesas, de magos y guerreras, donde el Sol nace cada mañana para morirse cada atardecer, siempre renaciendo, siempre muriendo. Allí la Luna es guardiana de la vida, embajadora de los poderes del universo. Cuentan que su templo es una visión de ensueño, con columnas de cristal, y pisos de malaquita. Un patio de flores blancas con una fuente inmortal en su centro.
En ese mundo lejano, existen las guerras, los héroes, las mentiras, los amores prohibidos, los engaños, las traiciones, los amigos, los hermanos perdidos, los sueños, el dolor y la felicidad. Allí todo se conjuga de manera tan real como nuestra realidad. Allí los niños crecen deseando ser cazadores, ser guerreros, ser leñadores, princesas, hechiceras, curanderas. Allí las mascotas son tigres, dragones pequeños, águilas, serpientes. Allí los viajes van más allá de las fronteras del mundo, hacia otros donde cosas diferentes les aguardan a los visitantes. En esa tierra de verdes praderas, montañas azules, mares infinitos, los recuerdos quedan guardados en cofres de cobre, y las ilusiones bañan el aire con un aroma fresco y jovial.
Cuenta la historia que muchos años atrás, una niña que nació para princesa, fue separada de su hermana cuando ésta tuvo que viajar. Sus padres habían muerto y ellas sólo se tenían la una a la otra. Sin embargo, cuando la separación se hizo inevitable, la niña menor quedó a cargo de una hechicera hasta que su hermana mayor volviera. Los meses pasaron y el alejamiento fue doloroso para las hermanas.
Siete meses después, cuando la niña mayor volvió a su hogar, no encontró a su pequeña hermana ni a la hechicera. Ambas desaparecieron y nada pudo saber de ellas. Tanto fue el dolor que sintió que las nubes lloraron con ella la perdida. Mas la niña no se quedó en el lugar, y fue en busca de su hermana perdida. Así recorrió ese extravagante mundo, cruzó a los más lejanos; los años la convirtieron en una guerrera errante que nunca permanecía mucho en ningún lugar. Hasta que sus opciones se agotaron, sólo quedaba un lugar posible donde buscar, y así entró a nuestro mundo, convertida en una mujer entre muchas. Y aquí siguió su búsqueda, nunca bajando los brazos, llorando, acompañada de las nubes, a su hermanita. Y cuando las esperanzas estaban por terminarse, escondida detrás de muchos niños en una escuela, por fin encontró a su hermana perdida...
Ahora ellas viven juntas aquí, compartiendo una vida en este mundo tan real, tan falto de dragones y princesas, con perros y gatos de mascotas, con administradores, psicólogos, médicos, empleados, amas de casa, vendedoras. En un mundo de nubes pasajeras, y mares grises. En este mundo en que el amor, el odio, la traición, la amistad, el dolor y la felicidad también existen, pero de manera diferente. Pero todo ello no afecta a las hermanas, porque sólo el cariño que existe entre ellas y el vínculo imperecedero es lo que les importa.






*Cursi quizás... Pero es lo que hay. No tengo ganas de escribir cosas dramaticas, más que nada porque sólo hay un lugar de donde saldrían, y no vale la pena.*

lunes, 26 de mayo de 2008

Una parte de mi vida

Robo las canciones de otros autores, las hago propias, las canto con el alma, como si hubiese sido yo quién las escribiera una vez. Esas palabras que me sirven de escape a todo el maremoto que hay en mi interior. Cuanta paz que me genera poner alto el volumen y acompañar las canciones.
Curioso el sentimiento universal, que es tan único en cada ser, pero globalizado en las palabras.
Pasión, amor, locura, deseos, rencores, dolores, tristezas, todo atraviesan el tiempo y el espacio en forma de letras, tonos, acordes. Que rompen fronteras, estructuras, barreras. La música es algo que a quién realmente sabe vivirla, sentirla, cantarla, tocarla, forma un escape de la realidad, que nos conecta con nuestra vida más que cualquier otra cosa. Que no tiene calificativos, ni excepciones. La música, como tal, es algo que no se puede explicar, sólo se puede sentir.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Un poco de todo

Recien llego a mi casa, después de un día normal, habiendo cumplido mi deber de estudiar en la facu, yendo a comer con mis compañeras, reirme, y todo lo que hace una persona normal. Cuando volvía para mi casa en el colectivo venía escuchando el mp3, pensaba que a pesar de la relativa tranquilidad con la que vivo, disfruto de mi vida, de cada momento que pasa, en ver las nubes en el cielo contrastando con el sol, los chicos saliendo de la escuela, y la rutina de las personas que pasan por la calle. Y todo esto me llevó a una pregunta: ¿Por qué mucha gente viaja con cara de amargada? Sí, lo sé... Parecía que esto tomaba un camino corriente, pero es algo que no logro entender. No digo que alguien no pueda estar de mal humor y eso, pero hay muchas personas que parecer disgustarse en tener que vivir comunmente. No acepto la queja de que "se viaja mal, no es lo de antes" porque he visto esa misma mirada que me deja desolada por el mundo en gente que viaja sentada y sin incomodidades. Es como si sufrieran por vivir. Realmente, no lo entiendo.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Complicaciones simplificadas.

Continuando la línea del tema planteado en Simplicidades complicadas.

Un mundo de complejidades que tendemos a simplificar. Eso es gran parte de nuestra vida, un mundo de complejas relaciones que solemos describirlas como cosas sencillas. Principalmente las relaciones humanas. La frase: "la vida es sencilla, nosotros la complicamos", quizás haga referencia a eso, o no. ¿Lo ven? Ya dilucidar eso se vuelve una tarea que solicita su tiempo, su reflexión, su momento de estrellato en nuestras mentes deseosas de ocuparse en alguna cosa. Desde lo más microscópico hasta las montañas tienen su complejidad. En el medio: estamos nosotros.
Un complejo sistema que tendemos a simplificar, cual si fueran ecuaciones, siempre llevando todo a la mínima expresión. Eso mismo nos acosa cada día, a cada momento en que tenemos que pensar en el mundo que nos rodea. Los problemas, los estados de animo, los sentimientos, las personas. E insisto, más aún cuando se trata de nuestras relaciones con otras personas. Los sentimientos (sean cuales fuesen) son las víctimas más frecuentes de este tipo de simplificaciones. Cuando conocemos, calificamos, clasificamos y etiquetamos a las personas, estamos simplificando sus existencias, sus vidas, sus historias, lo que significan para nosotros.
Todo se vuelve una planilla que se llena y se presenta ante el jurado de la vida; un amigo, una pareja, una persona que no se ajusta a ninguna de las dos características, todas ellas se catalogan de una manera, cuando en realidad cada uno es algo individual, algo que merece su propia explicación. Pero no la damos, nos quedamos con el "amigo" o la etiqueta que mejor se ajuste al caso. Hasta que llega el momento en que la etiqueta ya no nos sirve más, cuando tenemos que replantear quién es esa persona que tenemos al lado, qué nos significa. Ahí recién caemos en la cuenta de que en realidad ese ser tan sencillo, ese catalogo de personas no nos sirve, que no hay una palabra para describirnos todo eso que nos produce una sola persona, un sólo minuto con ella. Y todo se va al infierno. Toda la estructura organigramica es completamente inútil. Por más que lo intentemos, las relaciones humanas son algo complejo que no podemos simplificar por completo, en algún momento el cuadro se rompe y nos quedamos mirando las cosas sueltas en el suelo, intentando armar un rompecabezas... Como eso que armábamos de chicos, de mil piezas que nunca terminábamos de encajar.
¿Qué tantas otras cosas tendemos a simplificar? Creo que es algo complicado de pensar, porque ya el pensamiento diario es algo simplificado. La espontaneidad actúa constantemente en nosotros, tal como lo dijo la filosofa Agnes Heller, sino nuestra vida sería algo imposible de realizar. El nivel de razonamiento humano es la mayor virtud, y a su vez la peor maldición, del ser humano. Los caminos que puede tomar un pensamiento son innumerables, y no hay día en que no podamos dejar de sorprendernos de ellos. Si nos detuviéramos a analizar racionalmente todo aquello que hacemos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, el dolor de cabeza sería general; imaginense pensar en cómo es que podemos levantar una tasa de la mesa, o cómo es que podemos subir una escalera. Sería una locura, por eso es que no lo hacemos. Simplificamos las cosas para no tener que perdernos en explicaciones, quizás, innecesarias. Pero a mi opinión, creo que simplificando tantas cosas, metimos en la misma bolsa algunas que valdría la pena rescatar.



*Me fue bastante difícil poder llegar a un texto que exponga más o menos el tema de las Complicaciones simplificadas. Aún no estoy muy conforme, pero mejor postearlo de una vez.

viernes, 2 de mayo de 2008

sin título aún...

Parada en la esquina de la vida
recordando pasados de un mundo irreal
sueño con tu partida y quisiera verte regresar
y no puedo y no quiero y voy negar
que quisiera verte regresar
y no voy y no puedo y no pienso olvidar
todo lo que una vez vivimos

desde la esquina de mi vereda
vivo en una vida inventada
sueño despierta con ilusiones baratas
jugando a ser algo de lo que fui

y no puedo y no quiero
y no voy a olvidar lo que vivimos
y no voy, y no puedo, no quiero
evitar soñar con tus besos
y no intento, no olvido,
no logro imaginar otra piel
que me haga temblar
que me haga enloquecer

Sigo deseando encontrarte a cada paso
sigo buscandote entre la gente
buscandote entre los arboles
como jugando a la escondida
entre tu vida y la mia

Y no quiero, no pienso, no voy a aceptar
que te fuiste de mi vida
Y no puedo, no logro, no sueño
con un futuro que no te incluya
y no vivo, no muero, no puedo hacer
nada más... que intentar olvidarte
y no quiero...



Hacía mil años que no escribía un tema, pero este me salió sólo... Me gustaría poder manejar un poco a mi antojo mis inspiraciones...

jueves, 1 de mayo de 2008

Tonta...


Me siento como una niña tonta parada bajo la lluvia. Me siento como una chiquilla que sólo quería ser feliz y no lo logró por cometer errores tontos. Me siento ilusa, confusa, triste, inocente, absurda, idiota, infeliz, tonta, inconsciente, y más. Me siento realmente tonta al intentar querer sentirte y no poder. Me siento como si no fuera más que una niña que se quedo sola mirando irse a su niño, sabiendo que no lo volvería a ver. Me siento de tantas maneras, pero ninguna me hace sentir mejor. Simplemente me siento tonta por haber tenido que hacer una pregunta que quizás no debería de haber hecho. Pero así se dieron las cosas, no me queda más que esperar ver lo que el tiempo me depara... Pero hoy no puedo evitar pensar que me siento como una nena tonta, la que alguna vez me iba a tocar vivir.

jueves, 24 de abril de 2008

Nostalgia

Una charla por teléfono, una conversación por msn, un carta vieja encontrada entre los papeles perdidos en una caja... Cosas que no hacen más que revivir ese sentimiento tan único y, a veces, incomprensible, que es la nostalgia. Ese sentimiento que dio origen al título de este blog y que llena las vidas de muchas personas. ¿Quién no ha sentido nostalgia por amigos perdidos, por novios extraviados, por mascotas muertas? Siempre, alguna vez aunque sea (y admiro a quién sólo una vez la ha sentido), la nostalgia invade el momento y nos hace desear que la vida vuelva atrás, que las cosas sucedan de otra manera, que todo sea, simplemente, perfecto.
¿Qué me ha hecho hablar de la nostalgia el día de hoy? Una imagen. Simplemente una imagen que me despertó, en una de las fases de percepción, este sentimiento que hoy expreso. Tal vez no sea más que el desencadenamiento que se genera de mi estar interior, que buscó una vía de escape rápida... Y ahí la encontró: una fotografía.
Debo completar mi proceso catártico y dar salida a esos sentimientos encontrados, de perdidas inevitables, de sueños perdidos, de vidas pasadas. Aquí les dejo el motivo de mi catarsis nostalgica:

lunes, 21 de abril de 2008

Vuelos.

Como una mariposa de verano que busca entre el viento una brisa que la lleve a su destino, viviendo intensamente su breve vida, amando fugazmente, soñando ilusiones imposibles, descartando planes absurdos, volando... Siempre volando por el mundo, en busca de un destino que le pertenezca. Siempre aleteando para moverse por el mundo, para agitar al mundo, para seguir su camino.
Como una mariposa que atraviesa kilómetros y kilómetros para morir en su destino con dignidad.

sábado, 19 de abril de 2008

Deseando Lujuria Juntos

Una seguidilla de canciones que me hacen pensar en vos, en tu vida entrelazada de manera extraña con la mía. En momentos en que las verdades no son más que mentiras piadosas. Tu voz rozando mi piel, tu tacto recorriendo despacio el contorno de mi rostro. Sintiendo, deseando.
Los instantes se vuelven preciosos tesoros del recuerdo, de estos recuerdos perdidos en medio del olvido de un sentimiento incierto e indefinido. Pasión, lujuria.
Hoy, mientras escucho esos temas que tanto me hacen sentir reconocida en sus letras, me pongo a intentar en vano definir qué sucede por esta cabeza que me toco en suerte, que en pareja con mi corazón me cantan un falta envido, a todo o nada. Pero sólo se deja ver una intuición, una seguridad basada en simples corazonadas, de que algo más allá de la razón, el deseo, el cariño, la obsesión, me une a vos, una seguridad de que puedo salvarte, de que necesito salvar esa alma que tanto me cautiva, y al mismo tiempo, estaré salvando la mía. Destino, juntos.

viernes, 18 de abril de 2008

Simplicidades complicadas

Simplicidades de la vida cotidiana que no hacen más que hacer más retorcida la vida de una simple persona que: se levanta, se baña, se viste, toma un humilde desayuno, se va a trabajar, estudia, recuerda, sufre, se alegra, reflexiona, quiere, aborrece, come algo al mediodía, sigue estudiando, mientras sigue trabajando, le manda mensajes de texto a su amiga o hermana o lo que sea, se va a la facultad, viaja en colectivo, tren y subte, escucha hablar al resto de las personas, escucha la radio, ve los titulares en los kioscos de diario, escucha al profesor hablando de toda clase de temas, toma un café luego de la clase, compra apuntes, va a esperar nuevamente el colectivo-subte-tren, llega a su casa, tira sus cosas sobre la cama, se conecta al msn, habla con sus amigos o eventualmente con su pareja, cena, o no, mira televisión, vuelve a conectarse, ve sus mails, se ríe con "jajajaja", llora con ":'(", putea al fotolog, busca que escribir en el blog, ve la hora, se dice que hay que irse a dormir, se despide de sus amigos, saca de la pieza al gato, se saca la ropa del día, se pone el piyama, mientras reflexiona sobre su día, se mete en la cama, se levanta a apagar el winamp, revisa que el emule este bajando las películas para el fin de semana, deja la pc prendida, se vuelve a acostar, apaga el velador, revisa su celular, pone la alarma, se duerme hasta el día siguiente, cuando el ciclo vuelva a comenzar, y vuelva a darse cuenta que la vida es sencilla, por eso mismo la vemos tan complicada.

martes, 8 de abril de 2008

Otra vez

¿Cómo comprender que es lo que pasa por mi cabeza si no hay lógica que rija mis pensamientos?. ¿Se puede comprender lo que probablemente no está definido?. No puedo, simplemente no puedo. Un día te quiero, otro te odio. Siempre la misma rueda que me marea cada día más, me desestabiliza, me hace perder el poco equilibrio que me queda.
Aún así, me hace tan bien tu presencia en esos momentos en que sólo somos dos personas frente a frente, sin medios entre nosotros, sin distorsiones de las miradas, las palabras, los gestos. Si pudiera solamente comprender una palabra de todo este embrollo, un sentimiento que escondes bajo tu piel. Algo que me haga seguir con la confianza de que si me caigo va a haber una razón que me haga levantarme, una causa concreta que me permita razonar y encontrar algo que me ayude a despertar de ese letargo en que me dejás. Pero no, no hay explicaciones, no hay cuentas saldadas, ni calificativos, adjetivos, nada que me permita comprender, etiquetar, sobrevivir a las pasiones que puedes generar en mí. Solo el verbo. El verbo de tu boca que me hace perder la cabeza, el verbo de tu piel que me hace temblar. Sustantivo de la vida misma que se explica por sí mismo al verte parado frente a mí, mirándome un segundo y escondiéndote detrás de un muro de lamentos que no me permites atravesar. Me vuelvo loca, impotente ante tus acciones ilógicas que me dejan sorprendida, desilusionada al ver que nuevamente has hecho algo con lo que herirme, inconsciente o conscientemente, ¿que más da?

viernes, 4 de abril de 2008

Deseos invisibles

Quiero ver los ojos de alguien que se anime a ser sincero, una mirada que no tema a los sentimientos de un alma desgraciada, los ojos de alguien que sepa expresarse con sólo querer hacerlo, con la posibilidad de hacerme temblar... Quiero ver los ojos de alguien que sepa decir te quiero, sepa pedir perdón, sepa entender que no todo es tan sencillo. Quiero ver los ojos de alguien que sepa quererme, odiarme, besarme, abrazarme, perdonarme.
Quiero ver los ojos de alguien que diga la verdad, que no tema a la realidad, que no dude de sus planes ni tema a sus fracasos. Quiero ver los ojos de esa persona que frente a mí, logra mantenerme la mirada, sabe ver la luz y oscuridad en mi interior, sabe con verme que tanto soy.

miércoles, 2 de abril de 2008

Todo.

Un néctar me hace revivir, me hace sentir que la vida es tan compleja que ni el más grande filosofo puede algún día comprenderla por completo. Me doy cuenta que una voz, una caricia, un gesto puede provocar grandes marismas de sentimientos encontrados, indeseados, anhelados esperando sólo un guiño. Todo tan incomprensible, todo tan sencillo. Vidas entrelazándose, separándose por puro gusto o aburrimiento. Una frase que tiene significado ambiguo, un deseo reprimido por miedo, o un deber de autoprohibición. Todo tan absurdo, todo tan necesario. Y hoy me siento aquí, a pensar una respuesta, una palabra que decir, una pregunta que hacer, una cuestión que plantear, una vida que reempezar,y nada puede evitar que un recuerdo, una mirada, una frase pronunciada por azar o con total intencionalidad, me haga divagar en el pensamiento hacia minutos compartidos con el silencio, con los sentimientos internos que se autoprohiben, se anhelan, se encuentran, se aburren, se vuelven olores en mi olfato, caricias en mi tacto, miradas en mis ojos y sabores en mi boca. Todo tan doloroso, todo tan hermoso de recordar.

jueves, 27 de marzo de 2008

Reflexiones en general

*Sé que quizás no va de acuerdo con la tematica general del blog, pero en algún lado tengo que expresarlo...*


Cuanta impotencia me da ver como la gente sólo sabe criticar. Me he dado cuenta, principalmente en este último tiempo, que al momento de plantear las dificultades y crear un debate sobre la realidad de nuestro país o de la sociedad en general, porque no sólo se toca el tema económico-político, sino además se habla de la psicología que atormenta a las generaciones contemporáneas, la mayoría de la gente sólo sabe criticar. Plantean los problemas, los pro y los contra, pero no he encontrado a mi más preciado debatiente: el que me plantee una solución.
Repito (y no puedo evitar ser repetitiva porque es lo que realmente me frustra), a la hora de resaltar defectos, todos somos genialidades de la filosofía y el pensamiento reflexivo, sabemos exactamente de lo que hablamos y tenemos todos los argumentos sofistas para sostenerlos. Ahora en más, si a alguien, por alguna maldita casualidad, se le cruza por la cabeza preguntar: "¿Y cuál sería la solución?" o su variante menos formal: "¿Qué hacemos?", las quejas surgen, las refutaciones absurdas que por lo general se centran en volver a resaltar el problema, volver a decir que todo está mal, en que no comprendemos ambas posturas, o hasta incluso, los más audaces, no poseemos postura alguna. Yo pregunto en este punto: ¿Acaso podemos no tener postura alguna?. Lo dudo, ya que desde decimos no tener postura, estamos adoptando una, pero en fin, dejemos de lado esa parte filosófica de la cuestión. El punto al que quiero llegar es que me frustra, me genera un grado elevado de impotencia ver que nos quedamos estancados, en que nadie toma en serio el hecho de que podemos cambiar, de que a pesar de que no es sencillo, al contrario, es complicado en extremo para lo que es nuestra sociedad vagista, podemos hacer el cambio. No para hoy, no a corto plazo, pero sí para el futuro. Alguien tiene que empezar a hacer rodar la rueda aunque no esté seguro de conocer la final. ¿Por qué quedarnos en que si la solución no es inmediata, no es aplicable? ¿Si vivimos hace años en la improvisación, no intentamos algo diferente? Al comentar mi clásico: "Necesitamos planes a corto, mediano y largo plazo" me respondieron: "Eso es sólo en teoría..." Yo pregunto, desde mi postura de que no soy una licenciada ni tengo años de militancia política: Hace años que no intentamos aplicar esa teoría y estamos mal, ¿Sería tan absurdo intentar aplicarla? ¿Sería tan tonto e ingenuo ponernos a pensar que necesitamos hacer las cosas para el hoy, el mañana y dentro de diez años? Quizás me equivoco, y no hago más que decir muchas cosas incoherentes, pero no veo la idea tan idiota como la pintan. Somos un país con grandes recursos naturales, somos una sociedad que tiene gente que realmente piensa, no nos faltan cerebros en Argentina, podríamos conseguir los recursos para fomentar a las personas que quizás no pueden salir de su ignorancia en vez de desperdiciarlo en gente que se nota no quieren progresar... Yo digo: ¿Por qué no hacer algo para no morirnos tan mal? Si podemos cambiar.